Sven Olof Joachim Palme (1927 - 1986). Político sueco, líder del
Partido Socialdemócrata de Suecia desde 1969. Fue Primer Ministro de Suecia
entre 1969 y 1976, reelecto en 1982. El 28 de febrero de 1986 cuando aún
ejercía el cargo de Primer Ministro, fue asesinado por un desconocido mientras
paseaba en compañía de su esposa tras salir del cine, la autoria y motivación
de su crimen aun esta sin resolver. En realidad era un líder incomodo para el
imperialismo, el fascismo internacional y los centros transnacionales del poder
neoliberal.
Para ejemplo de los que ahora se
tildan de socialdemócratas, sin serlo en realidad al defender el pensamiento
único neoliberal, en su primera etapa como Primer Ministro, mantuvo puntos de
vista alternativos, criticando la actuación de los Estados Unidos en cuanto a
la guerra de Vietnam, las armas nucleares y la política del apartheid en
Sudáfrica. Asimismo defendió los derechos del pueblo palestino a tener su
propio estado y a Fidel Castro. También apoyo a Salvador Allende, subrayando su
famosa frase sobre la ética socialista “se podrá meter la pata pero no se
meterá la mano”.
Pero ante todo, lo caracterizaban
su defensa del pacifismo y el universalismo. A nivel internacional se
comprometió profundamente con la problemática de los países del Tercer Mundo,
así como en cuestiones sobre la democracia y el desarme. Condenó, a menudo en
términos drásticos, los desmanes de dictaduras tanto de derecha como de
izquierda. Durante la guerra del Vietnam criticó duramente la actuación de
Estados Unidos. Realizó una serie de misiones internacionales, siendo mediador
de la ONU durante
cierto período en la guerra entre Irán e Iraq. También intervino en África,
apoyando por ejemplo al SWAPO (Organización de los Pueblos del África del
Sudoeste), guerrilla marxista, movimiento de liberación nacional reconocido por
las Naciones Unidas como único y legitimo representante del pueblo de Namibia”,
que luchaban contra la ocupación ilegal de su pueblo por parte del gobierno
sudafricano del apartheid. Como recuerda José María Mendiluce todos los
vehículos con que contaba el SWAPO eran de la marca Volvo, puesto que eran los suecos
quienes los habían enviado. Años más tarde la SWAPO ganaría las elecciones, abriendo junto a la Sudáfrica de Mandela
nuevas esperanzas en la región austral de África[1].
El modelo socialdemócrata de Olof Palme
Con este legado, tras la caída
del muro de Berlín, los socialdemócratas suecos aparecían como la única cara
presentable del socialismo democrático. Por entonces Walter Korpi, colaborador
de Olof Palme, trataba de responder a la pregunta ¿Qué distingue a un partido
socialdemócrata de otros partidos?[2] Y respondía
que era la creación o la constitución de la democracia social. En la década de 1930
y en el de posguerra, el proyecto socialdemócrata más inmediato fue obviamente
el intento de crear un estado de bienestar con el objetivo de reducir la desigualdad
y conseguir el pleno empleo, al tiempo que se promover la eficiencia y el
crecimiento económico. El éxito del partido socialdemócrata se mide en la
disminución de la desigualdad en los ingresos de las diferentes clases
sociales. Las más altas tasas de ingresos familiares disponibles (después de
impuestos y transferencias) y de políticas sociales más amplias, se dieron en
Suecia, Finlandia y Noruega. Siguiendo esta medida, las mayores tasas de
desigualdad se dan en EE.UU. e Israel. El diferencial español siempre ha sido
muy elevado, como ha estudiado y puesto de manifiesto reiteradas veces el
profesor Vicenç Navarro, a quien podemos considerar uno de los principales
valedores de estas políticas actualmente en España[3]. Y en
la actualidad ese diferencial sigue creciendo por efecto de las políticas
neoliberales del gobierno actual de Rodríguez Zapatero.
Cuando los socialdemócratas
suecos volvieron al poder con Olof Palme en 1982 se enfrentaron a una situación
económica muy difícil. Suecia tenía un enorme déficit presupuestario y
problemas en la balanza de pagos con una creciente deuda externa. ¿Qué
hicieron? Devaluaron la corona sueca un 16 % para lograr más exportaciones.
Esto supuso una disminución en los salarios reales de los trabajadores, pero
los sindicatos comprendieron el esfuerzo y el compromiso del gobierno. Durante
los siguientes años de la década de los ochenta la economía sueca se recupero y
se mantuvo el pleno empleo. Pero los empresarios rompieron el pacto social, en
contra del movimiento obrero. Introducen pactos parciales sectoriales y por grupos
de trabajadores. Primando a los más cualificados y al personal directivo y
también en el sector publico, lo que origino tensiones entre los sindicatos. Estas
políticas socialdemócratas, independientes y justas se vinieron abajo tras la
desaparición violenta de Olof Palme en febrero de 1986, los socialdemócratas
perdieron más de un 10 % de sus votos tradicionales y poco a poco fueron
sustituidos por gobiernos liberales.
El modelo español, más cerca de Helmuth Schmidth, sacrificios hoy para más
sacrificios mañana.
En esa misma época, en España,
los gobiernos de Felipe González, también teóricamente socialdemócratas, evolucionaron
de forma diferente. González inauguró una forma de hacer política que ha
sentado escuela en el PSOE, con dogmas como “la obediencia incondicional a las órdenes
dictadas por el jefe”[4] y el
de que la política económica que se hace es la única posible”[5] En
los años de los gobiernos socialdemócratas de Felipe González, disminuyeron los
puestos de trabajo en el sector privado que no se compensó con el aumento en el
publico, con lo que creció el paro, como síntoma de una economía no
competitiva. Ya en 1982 Felipe González veía en la economía española un
elemento que sigue presente actualmente en la visión de ZP, como dogma
neoliberal: El convencimiento de que si no se obtienen los equilibrios
fundamentales (precios, déficit público y sector exterior) vendrá el FMI con
las rebajas. Y así a aplicar recortes, sobre un estado social insuficiente y
aumentar su diferencial frente a Europa, justo lo contrario de lo que es una
política socialdemócrata. A partir de la década de los 90 son los gobiernos de
Felipe González los que iniciaran políticas neoliberales llevadas luego a la práctica,
con mayor convicción, si cabe por los gobiernos de Aznar. Es antes de 1995
cuando se dijo aquello de que España es el país donde más rápidamente se podía
hacer dinero, esta en las hemerotecas. Pero el resultado de las políticas
aplicadas, finalmente, ha sido el aumento del paro y el aumento de las
desigualdades sociales.
Diferencias también en políticas para el desarrollo
En cuanto a política
internacional, frente a la independencia de Olof Palme en la década de los
setenta y en la de los 80, el felipismo,
mostró una política claramente seguidista
de los Estados Unidos, con manifestaciones como el referéndum de la OTAN o el abandono de la
causa saharaui en beneficio del status quo americano y de Marruecos. En España
se practico una política del débil con los fuertes, y fuertes con los débiles.
Aznar también siguió la estela de Felipe en esto, pero ya en grado superlativo,
al presentarse claramente como un lacayo de G W. Bush en la invasión ilegal,
fraudulenta y criminal de Irak.
En el seno del partido
socialdemócrata sueco dirigido por Olof Palme se crearon las condiciones para
proponer alternativas en la cooperación al desarrollo. Se analizaron los
factores exógenos los sistemas colonialistas y neocolonialistas) y los
endógenos (corrupción, falta de burguesías nacionales, etc.), pero denunciando
las políticas de los banqueros en los setenta cuando cortejaban a los países
del Tercer Mundo con el fin de obtener sus riquezas minerales o petróleo, etc.
“vendiendo prestamos, como si vendieran canastas de whisky a un alcohólico”,
donde tuvo su origen la crisis de la deuda de los ochenta y noventa que ahogo
el desarrollo de sus economías.
Los socialdemócratas suecos
apoyaron a principios de los noventa la propuesta de Samir Amin y del
economista ugandés Mamdani a favor de una economía de mercado agrícola
reformada y orientada hacia el interior, basada fundamentalmente en la
propiedad de la tierra en manos de los pequeños campesinos, como base de
un proceso acumulativo para “otro
desarrollo”, que eventualmente crearía efectos vinculantes y multiplicadores
con una producción no agrícola, pero basada en los recursos, tanto para los
mercados nacionales como extranjeros y analizar a la vez el significado de la
democracia en África y el papel de los Estados en el continente negro, como
base para un discurso socialista sobre el desarrollo africano, con la debida
consideración de las variaciones en los diferentes países del continente.
Algo muy diferente a la
inoperancia y al actual debate sobre el concepto de “donantes” frente al de
“socios” que actualmente prima entre los cuerpos de economistas orgánicos y
cooperantes funcionarios, afiliados a partidos teóricamente socialdemócratas,
como el PSOE que, en demasiadas ocasiones solo sirven como correas de
transmisión para los dogmas del FMI y de la Banca Mundial y de las grandes
empresas nacionales y trasnacionales a las que se financia con los fondos de la
cooperación y cuyos mercados se protegen de la posible competencia de aquellos.
El asesinato de Olof Palme[6]
Sigue sin resolverse su
asesinato, y aun se barajan varias teorías en torno al crimen. En 1988,
Christer Pettersson, un alcohólico y toxicómano sueco, fue detenido en relación
al caso y fue absuelto por falta de pruebas. El crimen, si no se reabre el
caso, habrá prescrito en 2011, 25 años después del asesinato. Lo que si se
puede apreciar por los sospechosos de su asesinato es el carácter militante y
comprometido e integro del Olof Palme.
Algunas teorías señalan que los
autores del asesinato pudieron ser los servicios secretos de la República de Sudáfrica,
ya que, como hemos visto, por aquel entonces Palme era un decidido luchador
contra el apartheid al que estaba sometida la población negra del país
africano. Otros apuntan que pudo ser la
CIA o los servicios secretos ingleses, debido a que, como también
se ha podido leer mas arriba, el presidente sueco se destacó por luchar contra
el neoliberalismo que estaban ejecutando en aquel entonces Ronald Reagan y
Margaret Thatcher.
Hace tres años, el 7 de marzo de
2008, el diario chileno La
Cuarta dio la noticia de que el periodista sueco Anders
Leopold señalaba como supuesto autor del asesinato a Roberto Thieme, ex yerno
del dictador Augusto Pinochet y ex dirigente del grupo paramilitar chileno de
ideología nacionalista-fascista Patria y Libertad. Según Leopold, Thieme fue
enviado por su ex suegro, a cometer el hecho. El móvil en este caso seria la
oposición activa de Palme al régimen de Pinochet. Pero no se ha podido probar.
Otros, como el diario español El País acusaron en su día a un primo hermano de
la mujer de Francisco Franco, Fernando Polo, de la misma manera que otros
señalan a un ahijado del depuesto dictador portugués, Salazar. Otros, como, Il
Messagero, de Italia, tampoco descartan que se trate del biznieto de Benito
Mussolini, Nicola di Cari, o de un neofacista alemán. Se ha llegado incluso a
acusar del magnicidio a grupos paramilitares partidarios de la dictadura
argentina. Todos estos ejemplos ponen de manifiesto que los enemigos de Olof
Palme lo son también de los valores de la democracia, de la libertad y del
compromiso con la socialdemocracia verdadera que el tan bien encarnó.
José Gabriel Zurbano
Doctor en Historia económica y
cooperante internacional
[1] José María Mendiluce: Con rabia y esperanzas, Retos y limites de
la acción humanitaria, Planeta, 1997, Madrid, pp. 160-163
[2] Walter Korpi: “Estrategias
de los partidos socialdemócratas reformistas en una economía mixta: El caso del
modelo sueco, en “El Socialismo del Futuro”, vol. 1, nº 2, 1990, pp. 127 y ss.
[3] Entre sus muchas
publicaciones destacamos de Vicenç Navarro: El
subdesarrollo social de España, Ed. Anagrama, Barcelona, 2006
[4] Ignacio Sotelo, prologo a
Luis de Velasco: Políticas del PSOE
1982-1995, Icaria, 1996
[5] Luis de Velasco, ob cit,
pp. 21 y 22.
[6] Notas extraídas de la Wikipedia, en este caso
muy bien documentada como se ve: http://es.wikipedia.org/wiki/Olof_Palme
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