Marx: “La historia se
repite dos veces, la primera vez como tragedia, la segunda como farsa”, en El 18 Brumario de Luis Bonaparte
“Si nosotros aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa
central, la venganza, no dudo en predecirlo, no tardará. No habrá nada,
entonces que pueda retrasar mucho tiempo esa guerra civil, última, entre las
fuerzas de la reacción y las convulsiones desesperadas de la revolución, ante
cuyos horrores serán insignificantes los de la última guerra alemana, y que
destruirá, sea quien sea el vencedor, la civilización y el progreso de nuestra
generación” escribió en 1919 John Maynard Keynes The economic consecuences of the peace (Traducido como “Las
consecuencias económicas de la paz, ed. Crítica, Barcelona, 1987, p. 174) en
las que recomendaba prudencia y moderación en la exigencia de las reparaciones
a las naciones vencidas en la 1ª G.M. Porque el empobrecimiento y la
humillación que suponían estas reparaciones, serian el caldo de cultivo de
fuertes conflictos entre las naciones y dentro de ellas. Pero veamos más
detenidamente el proceso:
En los genes de Merkel y otros
está la historia económica de su país. En Alemania en noviembre de 1923 un
dólar valía 4.200.000 marcos. Era la hiperinflación. No había
ahorro posible. Entonces era Alemania quien debía mantener elevados tipos de
interés para atraer los capitales, que, como ahora, eran privados y no
públicos. Pero como estos capitales se tomaban en préstamo, por lo general, por
parte de las administraciones, y por parte del sector agrícola, el atractivo
del mercado alemán para los inversores extranjeros disminuyó, los inversores no
tenían unas expectativas de recuperar su dinero. De esta manera cuando a fines de 1927, se
perfiló un enfriamiento de la coyuntura alemana, la retirada de los capitales
americanos se hizo inevitable. Esta probado que fueron las consecuencias
de las reparaciones de la guerra (la deuda no auditada y abusivamente obtenida
de entonces), las que mantuvieron deprimida y débil la economía alemana. Y en última
instancia las que hicieron triunfar el discurso populista, nacionalista y
militarista de Hitler.
“La hiperinflación había reducido
drásticamente el valor de todos los capitales líquidos (depósitos bancarios,
títulos del Estado), además del dinero corriente, provocando graves perdidas a
la clase media”, que era la que poseía mayoritariamente estos capitales. Se
llevó a cabo, como ahora, un pretendido Plan de Estabilización y se debatió en
el Parlamento alemán una interminable discusión sobre las formas posibles para
compensar al menos en parte tales perdidas, pero finalmente no se hizo nada, lo
que aumentó la desafección de la clase media hacia la republica de Weimar y
empujo a dicha clase hacia el nazismo. De la misma manera que los grandes
grupos empresariales alemanes, Krupp, Thyssen, y extranjeros Standard Oil,
Ford, etc.
Ayer, como hoy, con todas las
distancias precisas, solo un pequeño grupo de personas procedentes de la
socialdemocracia y el espacio post comunista, encarnado quizás en algunas
partes del M 15M , se opusieron y se oponen al ascenso del populismo
nacionalista. Era aun mas reducido el grupo de intelectuales alemanes en
contacto con Keynes, que agitaban ideas alternativas, pero no fueron escuchados
por el gobierno alemán, véase G. Gravy “Keynes
and the economic activist of pre-Hitler Germany” en Journal of Political Economy, 1975. Entonces como ahora el Euro, el
marco no podía devaluarse a consecuencia del Tratado de paz de Versalles. Sobre
la base de esta gran crisis, en las elecciones de fines de 1932 el partido Nazi
obtuvo un gran éxito, que abrió paso a la toma del poder por parte de Hitler en
enero de 1933, con el apoyo de buena parte de las clases medias y de los
grandes grupos industriales alemanes. Una vez en el poder, Hitler no impulsó
inmediatamente el rearme sino que trató de canalizar las inversiones hacia los
sectores de la construcción y del transporte, contando con los capitalistas
interiores (fueron los nazis los que fundaron la Volkswagen) y se restauró el
pleno empleo antes de comenzar el rearme a gran escala en 1936 y tuvo efectos
colaterales como la guerra civil española, que serviría de ensayo general para
lo que se avecinaba y la creación del Lebensraum
(espacio vital), mediante las anexiones de Austria (1938), Checoslovaquia
(1939) y países satélites de aquella hegemonía nazi- fascista (Bulgaria,
Grecia, Rumania, Turquía, Yugoslavia, Italia y España) a las que convirtió en
destino de sus exportaciones.
A través de mecanismos de clearing a favor de Alemania, muchas de
estas economías acabaron por financiar el esfuerzo bélico.
El Clearing era un sistema bilateral
inventado para evitar desembolsos de dinero relativos al comercio
internacional. El acuerdo preveía que si un país tenía un exceso de
exportaciones que no conseguía compensar con importaciones, no pretendiera el
pago del saldo monetario a su favor, suponiendo que al año siguiente el saldo
pudiera ser compensado con mayores importaciones, Sin embargo, si no sucedía
esto el resultado era un crédito que se otorgaba al país con exceso de
importaciones. Este fue precisamente el caso de Alemania en relación con casi
todos los países antes citados. Así los países satélites capitalizaban a
Alemania. Hoy la creación de deudas, no auditadas, en los países de la
periferia, el endeudamiento de la banca periférica que ha trasladado a los
estados periféricos su deuda, haciéndola publica, es un mecanismo infernal,
semejante al proceso descrito de los Clearing,
por lo que los ciudadanos empobrecidos de Grecia, Portugal, Italia, España,
Irlanda y otros países, vamos a financiar a un monstruo que, si entonces estaba
centralizado en Berlín, ahora esta mas desfocalizado,
pero en términos de “calidad democrática”, de perdida de soberanía de los
ciudadanos de esos Estados tiene consecuencias similares a las de entonces,
conduce directamente a las causas de una revolución o de una guerra a gran
escala como lo definió John Maynard Keynes hace 93 años. O como había dicho Carlos
Marx, 68 años antes, en el 18 Brumario de Luis Bonaparte: “La historia se repite dos veces, la primera vez como tragedia, la
segunda como farsa”, 50 años antes
¿Seremos capaces de estudiar y
aprender de la historia? En momentos de crisis, más o menos provocadas y mal
gestionadas, el auge de populismos nacionalistas, chauvinistas, (“eurocopistas”,
“rolland garrodistas”, “guiñolistas”, etc, alentados desde los medios de
desinformación de masas), tendrían que preocuparnos. ¿Por qué nadie habla de la
única salida posible que no es volver al nacionalismo sino una verdadera
solidaridad paneuropea sobre la base de una unidad fiscal, bancaria y política,
de un gobierno elegido directamente por los europeos en circunscripciones
amplias? ¿Qué es lo que perderíamos algunos sino viejos y ensangrentados trapos
nacionales… (y de paso los banqueros, políticos corruptos y poderes facticos
que los envuelven)
José Gabriel Zurbano Melero
Doctor en Historia y Geografía por la Universidad
del País Vasco