Las Cortes constituyentes de la
II República fueron inauguradas el 14 de julio de 1931 –Aniversario de
la
Revolución Francesa_ y dos semanas más tarde Ortega pronuncia su primer
discurso ante aquella Asamblea pidiendo a la Cámara un aplauso para
Azaña, pese
a que entre ellos había una histórica y entrañable antipatía.Que buena
fecha para que el 14 de julio de 2014 se convocase un referendum para
que los ciudadanos y ciudadanas españoles abriesen un proceso
re-constituyente, a través de la convocatoria de un Referendum sobre la
monarquía o la República.
Nos está pasando por alto el
centenario de una generación excepcional
de españoles. La Generación de 1914. DE
la que formaban parte gentes como Ortega y Gasset o Manuel Azaña. “EL pueblo
español tiene derecho a volver la vista atrás para algo que no sea empapar su
corazón en hiel”, decía Azaña en 1917. Y justamente hoy, el pueblo español
puede mirar hacia la generación de Ortega y Azaña, la que trajo la II República
con el reconocimiento debido a unos hombres cuyas vidas y sueños constituyen un
legado permanente para la civilización humanitaria de esta tierra de España.
El 18 de agosto de 1931 anota en
su Diario personal Manuel Azaña: "Yo estaba entonces muy desanimado y en
desacuerdo con casi todo el mundo, porque casi todo el mundo acataba la
dictadura de Primo de Rivera o la encontraba muy buena..."
Programa de Azaña en 1930 en
Apelación a la República:
Para Azaña “la democracia es
fundamentalmente un avivador de la cultura”. Así una de las primeras medidas
que propone es la “clausura de los colegios de jesuitas y frailes”, ya que en
ellos encuentra la causa principal de la “degeneración del liberalismo burgués”:
“la flor de la sociedad española pasa bajo la férula de escolapios, jesuitas y
frailes. Atacado el liberalismo en su raíz, la democracia española llegó a
quedarse sin jefes”(…) “Libertad absoluta de conciencia y religiosa;
restablecimiento del jurado;(…)
En el tercer apartado se parte de un “criterio
liberal y de justicia social”:
El Estado debe gastar cuanto sea
menester, pero con provecho y orden. Economías en lños gastos militares y
navales que, salvo arruinarnos, para nada sirven; supresión del presupuesto del
clero; dotación suficiente para la enseñanza del pueblo y la cultura superior; el
Estado tendrá en sus escuelas un puesto para cada alumno en edad escolar y un
maestro para cada cuarenta alumnos”.
Estas citas literales del “programa”
de Azaña proceden, en parte, del último congreso del Partido Reformista, ante
el cual fue el ponente de los asuntos militares, (También procedían muy
probablemente de entidades sindicales como la Unión General de Trabajadores y
el PSOE): “Política social y de saneamiento moral; abolición de la pena de
muerte, prohibición del juego, represión de los abusos policíacos”. Añadiendo “Es moralmente “Es moralmente
obligatorio realizarlos pacíficamente”.
Y así sucedió en la instauración de la
II República española, que históricamente ha quedado identificada con la
persona pública y privada de Manuel Azaña (1880-1940) cuyo designio español se
vio realizado el 14 de abril de 1931. Mas aquel designio era, en
verdad, un impulso colectivo de una generación a todas luces excepcional en la
historia de España, la generación de 1914…