jueves, 19 de marzo de 2015

RELEYENDO A NOAM CHOMSKY SOBRE HISTORIA RECIENTE DE EE.UU Y SUS RELACIONES CON VENEZUELA

Texto basado en Noam Chomsky “Estados Fallidos. El abuso de poder y el ataque a la democracia”, 2006. Para Noam Chomsky, el déficit democrático que arrastra Estados Unidos y el afán por imponer “manu militari” sus intereses en todo el mundo hacen de esta superpotencia global un “estado fallido”. O lo que es lo mismo: un estado que transgrede el derecho nacional e internacional. Chomsky revela la cruel paradoja de que Estados Unidos, cuya retórica imperial se arroga el derecho a imponer “la democracia y la libertad en el Mundo” hace lo que presuntamente dice combatir”. Este principio vale lo mismo para Oriente Medio (Intervenciones en Afganistán, Irak, Siria, Libia, etc. que para Venezuela. )

Bush Y Asociados siguieron dedicándose a la misión democratizadora del presidente también en los dominios tradicionales del poder estadounidense. En 2002 En 2002 apoyaron un golpe de Estado militar para derrocar al gobierno electo de Venezuela, presidido por Hugo Chávez, pero tuvieron que escurrir el bulto ante la abrumadora condena de Latinoamérica. [Ahora sucede algo parecido]. … Después de que un levantamiento popular reinstaurara el gobierno, Washington regresó a la subversión, bajo el disfraz de “apoyar la democracia”: un patrón  familiar. Así, tras inhabilitar a Venezuela por su supuesta falta de cooperación en las operaciones antidroga de EE.UU. en la región, Washington “renunció a aplicar los recortes en ayuda extranjera estadounidense que suelen acompañar a la “inhabilitación” para poder seguir apoyando a los grupos prodemocráticos venezolanos que se oponen al izquierdista Chávez. [Miami Herald, 16 de sep de 2005].
El concepto es interesante. Mientras que el derecho de Washington a apoyar a los grupos antichavistas en Venezuela no puede ponerse en entredicho, es posible que se alzara alguna ceja si Irán estuviera financiando a grupos anti-Bush en Estados Unidos [O en España, como se acusa ahora a Podemos de recibir dinero de Venezuela o de Irán].
Da igual las cifras,  parámetros e índices de desarrollo humano que se exhiban. Un reportaje de una cola ante un centro de distribución de productos, convenientemente descontextualizado histórica, sociológica y geográficamente, es lo que hay que creer. Máxime si lo dicen los EE.UU. o se manifiestan clases medias altas que eran las que antes tenían acceso  a esos productos, a la economía en general, a la educación, a la sanidad, a la vivienda, a la cultura, al deporte y al poder político.
Venezuela era en 2004 era el país donde más se apoyaba la democracia con un 74 %. Por contrate, en esta misma época, en 2005, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses cree que el público ejerce escasa influencia en las decisiones gubernamentales, y pocos creen que el Congreso se ajuste a las decisiones que tomaría la mayoría de los estadounidenses.
Lo que no se nos cuenta es el pasado inmediato de Venezuela. “En Venezuela, donde una economía petrolífera con el paso de las décadas ha producido una rutilante elite de superricos, [antes de la llegada de Chávez al gobierno] una cuarta parte de los menores de 15 años pasaba hambre, por ejemplo, y un 60 % de los mayores de 59 años, carecía de cualquier tipo de ingresos. Menos del 20 % de la población disfrutaba de seguridad social. Sólo con los gobiernos de Chávez  se ha difundido la cobertura sanitaria hasta cotas superiores al 90%, lo mismo que el analfabetismo que se ha erradicado. A ello ha contribuido la cooperación de más de 20.000 médicos y otros sanitarios cubanos. El otro gran enemigo del Imperio, que ahora ha cedido el testigo del enemigo número uno a Venezuela.
España es hoy uno de los escenarios de la lucha mediática, de la desinformación, de las medias verdades que se exhiben sin contextualizar, sin identificar autores, factores, causas, trayectorias, orígenes, intereses, a quienes les va peor y a quienes les ha ido mejor. De los intereses de quienes hacen identificaciones rápidas de algo que no tiene nada que ver con nuestra realidad, para levantar un dique frente a las mareas de libertad que vienen. Pero no van a poder engañarnos a todos. Sabemos leer, sabemos escuchar, sabemos ver, y esa es su perdición. Podemos.