Algunos se han sentido descolocados. Unos por descocimiento de la historia, otros porque hubieran preferido que un militar del prestigio del General José Julio Rodríguez, no dijera que se suma a Podemos "porque es un proyecto ilusionante", "una opción democrática", "con la cercanía a la gente que la actual situación necesita". Este ex Jefe de Estado Mayor, sin embargo pertenece a una larga tradición de militares demócratas, en el buen sentido de la palabra. Esperemos que la actitud de este militar sea respetado y, sobre todo, represente un cambio real que ponga de manifiesto la actual democratización de las Fuerzas Armadas, necesaria en el proceso constituyente que propugna Podemos. Hubo militares españoles leales a
la democracia y a la República, como el general Miaja, el comandante Vicente
Rojo o el comandante Hidalgo de Cisneros, jefe de la aviación republicana
durante la Guerra Civil y un puñado de militares de carrera que permanecieron leales
a la II República. Formaron parte de los vencidos, ellos y sus ideales de un
ejército democrático y leal al orden constitucional, distinto del ejército
español tradicionalmente golpista. Durante el franquismo también hubo militares
que se opusieron, claro, muy discretamente dadas las consecuencias, a la dictadura, como por ejemplo
Javier Pradera, miembro del servicio jurídico del ejército y militante del PCE.
O el hijo del general Lacalle, Daniel Lacalle,
(padre del homónimo economista
neoliberal defensor de los fondos de inversores que saquean la democracia y al que invitan ahora a las tertulias) , el capitán Pinilla y lo mismo, excepciones
gloriosas en una institución netamente franquista.
Casi 40 años después de terminar la guerra, hace ahora 41
años, al calor de la Revolución de los Claveles en Portugal, surgió un nuevo
movimiento, la Unión Militar Democrática, un grupo de oficiales españoles de
los tres ejércitos, aunque son mayoría los de Tierra, en su mayoría de ideas
conservadoras pero moderadas y contrarios a la dictadura a crean una
organización capaz de devolver la libertad al pueblo y todo ello sin recurrir a
la violencia, tarea nada fácil.
Dos de estos oficiales, los comandantes Luis Otero Fernández
y Julio Busquets viajan a Portugal para recibir información de primera mano de
los militares portugueses. Por otra parte también contactan con políticos de la
oposición española, entre otros con el dirigente socialista catalán Joan
Reventós y , estando ya en prisión nueve de sus miembros, la UMD también tuvo con
los principales líderes de la oposición clandestina, como Felipe González y
Santiago Carrillo.
En este punto y tras múltiples contactos, llevados a cabo
con la máxima discreción, llega el momento de actuar. La intención de la UMD no
era, ni con mucho, la de dar ningún tipo de golpe de Estado, que implicara un
conflicto bélico, lo que en ningún caso querían sus componentes y para lo que,
por otra parte, no contaba ni con los medios ni la experiencia de los militares
portugueses fogueados en la guerra colonial. Así pues lo que se perseguía era
conseguir el mayor número posible de adeptos para, en palabras de uno de los
fundadores: "En vez de un pronunciamiento activo debíamos ensayar un
pronunciamiento negativo: Mojar la pólvora de aquel ejército azul".
El texto del
ideario fundacional, elaborado por los tres comandantes (Julio Busquets, Luis
Otero Fernández y Guillermo Reinlein) y nueve capitanes fundadores, fue
aprobado en Barcelona en una reunión celebrada el día 1 de septiembre de 1974.
También se eligió en esa reunión el nombre y las siglas de la organización, así
como una Junta Directiva formada por cuatro capitanes, uno por cada Arma.
En este ideario
se fijaban los objetivos de la organización tanto en el aspecto civil como
militar.
En cuanto a lo civil se proponía lo siguiente:
En cuanto a lo civil se proponía lo siguiente:
- Convocar una asamblea constituyente que elaboraría una Constitución homologable a la del resto de países occidentales europeos
- Restablecimiento de las libertades democráticas y de los derechos humanos.
- Lucha contra la corrupción.
- Reformas socioeconómicas para la mejora de condiciones de vida.
Respecto a lo
militar los puntos principales eran:
- Reforma de la Justicia Militar.[que sigue necesitándola, evidenciándose en los casos de acoso por ejemplo del casod e la Comandante Zaida y otras inhabilitaciones a miembros de la Guardia Civil por querer tener un sindicato legal que les permita mejores condiciones de vida.
- Reforma de la Ley del Servicio Militar.[Profesionalización actual]
- Reorganización de los tres ejércitos. [Actual redefinición de funciones]
Este programa , adaptado a las condiciones actuales como por
ejemplo, la construcción de políticas de
defensa integradas en el ámbito europeo que superen y sustituyan a la OTAN,
bien pudieran servir de base para un programa político y militar en la
actualidad.
La Constitución de 1978 se hizo en eseruido de sables con desigual
correlación de fuerzas. Finalmente, la tradición de golpes y pronunciamientos
tuvo su epígono el 23 de febrero de 1981, que paradójicamente quedó desactivado en parte
por la actitud de militares de raigambre pero traidor al ideal franquista, en aras de la democracia como el propio general
Gutiérrez Mellado.
La situación actual no es la misma, aunque sí tiene
paralelismos, pero, parece lógica sí se necesita una política de defensa que
acompañe al nuevo proceso constituyente, y en este punto debe apreciarse el
paso adelante dado por Podemos y por el general Julio Rodríguez, aunque su
alcance aún no alcancemos a verlo.