Jesús Monzón durante su etapa como Gobernador civil de Alicante (1937-38)
La novela Inés y la
alegría de Almudena Grandes, devolvió hace un par de años virtualidad a
este personaje que llegó a tener un indiscutible protagonismo a mediados de los años cuarenta del siglo
pasado
Secundino Serrano lo define de esta manera: “Jesús Monzón, un
oscuro personaje”[1]
Manuel
Vázquez Montalban lo hace como “un atleta moral del siglo XX”. Claro que esta
era una respuesta lógica ante El informe del PCE que determinó su expulsión que
enfatizaba las desviaciones personales y
morales durante su militancia en Navarra y los cargos de gobernador civil. Se
recreaba especialmente en supuestas fiestas, líos con mujeres e incluso
experiencias homosexuales. Se le consideraba un burgués, un agente del
imperialismo y del franquismo, un provocador y un destructor del partido. Se
afirmaba que le gustaba mucho el café y la buena comida (gustos
pequeñoburgueses), que trataba familiarmente a los camaradas y que saludaba a
los amigos reaccionarios de su familia.
En octubre de 1940 se celebró una reunión de varios
dirigentes comunistas en Argelés. Entre otros participantes Pelayo Tortajada,
en nombre de la Delegaciópn del comité Central, decidió impulsar una comisión
de trabajo en Francia, presidida por Ramiro López Pérez, quien asumía todo lo
relacionado con el aparato militar. El historiador Claude Delpla, considera que
esa reunión puede considerarse el inicio de la resistencia española en Francia.
En plena vigencia del Pacto nazi-soviético de no agresión.
Poco después a inicios de 1941 hubo otra reunión en Marsella,
a la que asistieron Ángel Celada “Paco”, Jaime Nieto “Bolados”, Manuel Azcárate,
Jesús Carreras Olascoaga, Carmen de Pedro y Jesús Monzón, compañero sentimental
de Carmen. En la Conferencia de Marsella se confirmó la línea de la reunión
anterior y además: seleccionar cuadros para la lucha en España. Asentar al PCE
en los diferentes departamentos y auxiliar a los franceses en la lucha contra
los nazis, impidiendo por todos los medios el apoyo del franquismo a Hitler. …
En Marsella se impulsó definitivamente la Delegación del
Comité Central en Francia y el relevo efectivo de Carmen de Pedro por Jesús
Monzón Repáraz, a la sazón su compañero sentimental.
¿Cómo llegó Monzón a tal posición? Las memorias de Manuel
Azcárate nos permiten acercarnos a aclarar esto. A partir de la firma del Pacto
germano-soviético, la mayor parte de los dirigentes de primera fila se fueron a
Mexico o a la URSS. Permanecían en Francia Francisco Antón, miembro del B.P.
recluído en Le Vernet y Jaime Nieto, del Comité Central, en Toulouse. Cuenta
Azcárate que Antonio Mije le comunicó antes de marcharse que dejaban a Carmen
de Pedro, antigua mecanógrafa del Comité Central y del aparato técnico, como
responsable del Partido en Francia.
Jesús Monzón aparece como un personaje ambicioso que
encuentra ahora su oportunidad. Veamos sus antecedentes. Hijo de una familia
burguesa de Navarra, su padre fue un médico navarro. Se casó con Aurora Gómez
Urrutia Durante sus estudios de abogado en Madrid, se afilió al Partido
Comunista de España. A la vuelta a Pamplona, participó en la creación de la
Agrupación local del PCE, pronto, en 1935 PCE-EPK. En Pamplona desarrolla su
actividad durante la República y hasta el estallido de la guerra civil.
El 19 de julio de 1936, se esconde en la casa de uno de los
hermanos del conspirador carlista Lizarza, quien le ayuda a huir a Francia
disfrazado de Capuchino. En Francia se separa de su mujer quien se exilia en
México. A finales de 1936 vuelve a entrar en el territorio bajo control del
gobierno vasco y trabaja en el Tribunal de Justicia y en la reorganización del
PCE, hasta la caída del frente Norte, que le obliga a regresar a Francia. Para
Posteriormente entrar de nuevo en territorio republicano por Cataluña. Desde
mediados de 1937, con el Gobierno Negrín, fue nombrado sucesivamente como
Gobernador Civil de Albacete, Alicante y Cuenca. En los últimos días de la
guerra iba a ser nombrado subsecretario de defensa, momento en el que se produjo
el Golpe casadista que condujo al trágico final de la guerra. Huyó a Orán y
desde allí a Francia.
Como señala Secundino Serrano “ Jesús Monzón Repáraz comenzó
el asalto al poder de manera un tanto heterodoxa, convirtiéndose en compañero
sentimental de Carmen de Pedro” quien le pasó el testigo. “Ella tiene la
investidura y la buena voluntad, pero no el talento”, escribe Azcárate. Jesús
Monzón se rodeó de valiosos militantes comunistas en Francia como Gabriel León
Trilla, Asensio Arriolabengoa, Manuel azcárate, Sixto Agudo o Domingo Malagón.
En 1941 apareció el periódico Reconquista de España, primero
manuscrito y luego mimografiado y , desde julio de 1941 (Una vez iniciada la
agresión de Hitler contra la URSS), impreso y de periodicidad mensual. A partir
de 1942 el periódico fue editado en una explotación de leñadores Atelier en
Vaucluse y después de la conferencia de Grenoble, 7 de noviembre de ese año, en
una imprenta de Cavaillon. Llevaba como subtítulo “Órgano de Unión Nacional de
todos los españoles”, que en 1944 se transformó en el “Órgano de la Junta
Suprema de Unión Nacional”. Su director era Jesús Monzón, quien marcaba la
línea de Unión Nacional que había sustituido a la de los Frentes Populares por
orden de la Komintern.
El 21 de julio de 1941, apenas un mes después de comenzada la
invasión de la URSS, comenzaron las emisiones de Radio España Independiente, “La
Pirenaica”, que emitía desde Moscú.
Desde el verano de 1941, tras la invasión de la URSS había
comenzado “la auténtica reorganización del PCE en Francia” según constata Secundino
Serrano. En todos los departamentos de la Francia de Vichy, sobre todo en los
próximos a la frontera española y con presencia también en París y otras zonas
de la Francia ocupada. “Paralelemente afloraban comités de la Unión Nacional
que galvanizaban la resistencia contra los nazis después de la invasión alemana”.
Fue ahora cuando el PCF comienza también a organizar la Resistencia.
Una vez asegurado el Control de Francia, Monzón y Trilla
pasaron a España, porque el objetivo central era derribar el franquismo. En
mayo de 1942 cayó otra vez la dirección del Comité Provincial de Madrid y se
produjo otro intento de reorganización encabezado por Jesús Carreras Olascoaga
y Félix Pascual Hernanz-Piedecasas, pero una nueva caída hizo que la dirección
quedase casi en solitario en el comunista vasco, en Carreras. Este solicitó
ayuda a Francia, en forma de cuadros política y militarmente bien formados. A
partir de esa reorganización entre finales de 1942 y principios de 1943 se
habla de que en Madrid su comité provincial contaba con mas de mil cotizantes,
imprimiéndose sellos de cotizacióny editándose algunos ejemplares de Mundo
Obrero, boletines, manifiestos, etc. aumentando la comunicación entre la
delegaciópn en Francia y el interior de España. Se dividió el trabajo en el
interior en tres áreas: Andalucía, bajo la responsabilidad de Calixto Pérez,
Luis espinosal de Levante y el propio Carreras Olascoaga de Euskadi y resto del
norte de España. En Euskadi, se reorganizó el coité del PCE-EPK.
En febrero de 1943 llegaron tres enlaces enviados por la
Delegación del PCE en Francia con la misión de informar sobre la presencia en
tierras portuguesas de cuadros enviados desde el C.C. en México. Entre ellos el
propio Santiago Carrillo. Estos tenían la misión de ejercer un control de la
línea política que se habría de seguir dentro de España, con el objetivo de
evitar el desviacionismo practicado por Quiñones. También llevaban una carta de
Jesús Monzón a Carreras, tanteando su inminente llegada a España y para que
contactara con Estanislao Aranzadi, abogado con alto cargo en la administración
franquista, para tantearle sobre la posibilidad de buscar contactos para la
Unión Nacional. Carreras, a pesar de que llegó a entrevistarse con Aranzadi, no
logró nada.
Al poco tiempo volvió a caer todo el aparato directivo de
Carreras, dejando como máximo dirigente a Manuel Jimeno, quien había entrado
desde Francia poco antes. La labor principal de Jimeno fue la preparación de la
llegada a España de Jesús Monzón, entre otras la adquisición de un chalet en el
barrio madrileño de Ciudad Lineal. Monzón llegó a España en la primavera de
1943, con documentación falsa elaborada por Domingo Malagón.
Entre 1943 y finales de 1944, Jesús Monzón desplegó, con la
ayuda de Gabriel León Trilla y otros militantes, una estrategia conocida como
Unión Nacional. Enviaron invitaciones y celebraron entrevistas con monárquicos
juanistas, carlistas y católicos como Manuel Jiménez Fernández, con quien, al
parecer el propio Monzón tuvo un encuentro en Sevilla. Incluso se dijo que se
había invitado a Gil Robles a participar en la Junta Suprema de Unión Nacional.
“La formación de la JSUN con unos planes de acción de gran envergadura, con
intentos de adhesión de personalidades destacadas y con noticias y anuncios,
incluso falsos, en la prensa antifranquista, sólo pueden entenderse en el
contexto de la época. Se buscaba llamar la atención a escala internacional,
tratando de ganarse la posible ayuda de las potencias aliadas en su lucha
contra el franquismo”. [2]
Monzón relegó a un segundo plano a aquellos hombres que había
enviado Santiago Carrillo para ocupar su puesto como Ramón Ormazábal o Casto
García Rozas.
Su aparente buena calidad de vida, [sus contactos en el
stablishmen] y el ejercicio de unos gustos algo más refinados de lo normal,
sirvieron de excusa para tacharlo de burgués y espía al servicio del enemigo
[Este tipo de acusaciones era habitual en la época, por ejemplo, a la hora de
hacer las listas de quienes merecían formar las delegaciones para el exilio en
México o en la URSS o en Francia antes de la invasión alemana …]
Las directrices que llegaban desde el Buró Político en México
calaron en organizaciones como Valencia, Cataluña o Euskadi, seguidores de la
política ortodoxa del PCE…
En agosto de 1944, Monzón envió una carta dede el interior de
España a la organización en Francia animándo a un movimiento táctico consistente
en concentrar fuerzas en un punto determinado de los Pirineos para pasar a
España y establecer una “cabeza de puente”, a la espera de la necesaria ayuda
de los ejércitos aliados, que se orientarían hacia la liberación de España o
esperando una insurrección popular en el interior de España.
Esta opinión fue desmentida por la historia. En ningún lugar
los ejércitos aliados apoyaron a los maquis comunistas a liberar territorios. O
si lo hicieron, como en Grecia o en Italia, pronto se volverían contra ellos. Tampoco,
las condiciones de los españoles, transcurridos apenas cinco años desde la
derrota republicana, y con la intensa
represión que mantenía a miles de personas en prisiones o en libertad vigilada
y adoctrinada, podía pensarse en una insurrección antifranquista generalizada
en el interior de España.
En septiembre de 1944 fueron entrando en España diversas
partidas de maquis con el objeto de engrosar los núcleos de resistencia
existentes en Levante, cornisa cantábrica, Asturias, cordillera ibérica, etc. Estos
destacamentos sufrieron en sus carnes las condiciones de una población sometida
a una fuerte represión y terror, encontrando alguna acogida en algunas zonas y
hostilidad en otras, y desde luego, desconocimiento de la JSUN o de la
posibilidad del levantamiento popular.
Incluso los mandos guerrilleros, como el Comandante Vicente
López Tovar, máximo responsable militar, dudaban del éxito de la acción. A
pesar de ello el 16 de octubre de 1944 penetraron en el valle de Arán unos
4.000 guerrilleros bajo su mando, que tomaron Bosots y otras localidades pero
que se detuvieron ante Viella. Tras una situación de impasse e indecisión,
Santiago Carrillo, llegado desde Orán, se entrevistó en el Sur de Francia con los
dirigentes Manuel Azcárate, Manuel Jimeno, Carmen de Pedro, etc. y pasó a Arán,
donde, se entrevistó con López Tovas y su Estado Mayor decidiéndose su
retirada, en base a consideraciones tácticas como que la operación conduciría
al fracaso y al aniquilamiento de la mayor parte de las agrupaciones
guerrilleras, que podrían adquirir otras tácticas de entrada que se ensayaron
en lo sucesivo.
Este error táctico fue adjudicado por Santiago Carrillo y compartida por
otros dirigentes a Jesús Monzón. Se envió a Agustín Zoroa Sánchez al interior
pero encontró la negativa de Monzón. A lo largo del invierno de 1944-45 Carrillo
ya contaba con los apoyos necesarios para imponer su autoridad en Francia y en
España. Envió una “Carta abierta de la delegación del CC. Del interior”, que
fue entregada por Zoroa a Monzón en marzo de 1945, con la comunicación añadida
de que se le llamaba a Francia, junto a su camarada y también compañera entonces Pilar Soler, para
rendir cuentas..
En todo caso, hay abundantes pruebas de que la denuncia del
optimismo desenfrenado y de la “política insurreccional” –los dos aspectos de
la política de Monzón que hasta 1948 constituirían las principales acusaciones
contra el dirigente navarro- no supuso que sus críticos no hubieran caído
también en los mismos defectos.
La citada carta es también importante porque, al censurar
ciertos supuestos defectos en las actividades del partido en el interior,
supone la primera crítica abierta a Monzón. Mas, la campaña para derrocar a
Monzón y desmantelar sus estructuras del poder en el partido ya se había
iniciado unas semanas antes. Después de haberse asegurado del apoyo de los
antiguos colaboradores de Monzón en Francia -Carmen de Pedro, Jimeno y
Azcárate- Carrillo envía a Casto G. Roza al interior para que transmita a
Monzón la orden de presentarse en Toulouse para informar sobre su trabajo en
España. Este último, supuestamente, se negó a recibir a Roza, alegando que no
puede estar seguro de que no venga mandado por la policía[76] y retrasa su
viaje a Francia. Durante algunas semanas deambula por Cataluña, y, consciente
de que efectuar el viaje basándose en los medios del servicio de paso del
partido equivale a exponerse a ciertos riesgos, busca una vía autónoma para
llegar a Francia, hasta que, finalmente, cayó detenido en las afueras de
Barcelona en julio de 1945.[3].
Algunos haciendo uso de su imaginación y basándose en citas
de personajes tan ponderados como Enrique Líster, aseguran que hubiera sido
ajusticiado por el PCE antes de llegar a Toulouse. El PCE lo expulsó en 1948,
sus compañeros presos en el Dueso, le hacían el vacío. Y se refugió en el
capellán de la cárcel, a quien escribía las homilías. Aparece un hombre hundido
y derrotado pero que supo reinventarse a sí mismo
Una de las preguntas que surgen es ¿No era esperable que el
máximo responsable del PCE entre 1943 y 1945 y de espectaculares operaciones
conspirativas y militares para derribar al régimen franquista fuera
inmediatamente condenado a muerte por un consejo de guerra en 1945, como lo
habían sido decenas de conmilitantes? Más allá de las consideraciones sobre ser
objeto de una purga, que acabó por expulsarlo del PCE y de liquidar físicamente,
en el contexto de la época, por orden de Santiago Carrillo, muy probablemente con
una decisión conocida y asumida por el conjunto de la dirección del PCE, que
cubrió su responsabilidad durante décadas.
Sólo aparece una explicación a que no fuera así, porque no
cabe pensar en la indulgencia del régimen que siguió fusilando a dirigentes
comunistas hasta 1963: Se le conmutó la pena de muerte por otras de treinta
años, de la que cumplió 13 años. Al parecer por las presiones de amigos de
Monzón en el régimen. Fue trasladado de Ocaña o El Dueso, a Pamplona. Tras su
liberación se fue a México, donde le esperaba su exmujer Aurora, con la que
volvió a casarse.
Tras veinte años de militancia comunista, como ahora
diríamos, supo reinventarse a sí mismo:
Encontró trabajo en el Banco Nacional de Fomento Cooperativo,
que era una de las principales firmas comerciales de México. En 1967 en Ciudad
de México el Opus Dei inauguró el
Instituto Panamericano de Alta Dirección Empresarial (IPADE), y contrató a
Monzón como profesor de mercadotecnia.
A Aurora le diagnosticaron esclerosis múltiple y decidieron
regresar a España.
Empresarios mallorquines que asistían al IESE de Barcelona
pensaron que se podría abrir una escuela de negocios similar en Palma de
Mallorca. Nació el Instituto Balear de Estudios de Dirección de Empresas
(IBEDE) y Jesús Monzón fue su primer director.
El IBEDE se inauguró en 1971 en la sede de la Asociación
Sindical de Industriales de Mallorca (ASIMA).
Jesús Monzón diseño el escudo del IBEDE.
Monzón formó a empresarios en los aspectos económico,
político y humano, con una visión de apertura a Europa y al futuro democrático.
El IBEDE hacía posible un clima de tolerancia muy característico de Monzón
durante toda su vida.
En IBEDE daban conferencias y eran profesores los futuros “líderes
políticos de la transición y opositores al franquismo” [Wikipedia dixit] como
Ramón Tamames, Camilo José Cela, Francisco Fernández Ordóñez, Joaquín Garrigues
Walker, Julián Marías, Jordi Pujol, José Luis Sampedro y Luis González Seara.1
La policía llegó a intervenir en un acto programado en el que
participaban Ramón Tamames, Jordi Pujol y Joaquín Garrigues Walker.1
Aquejado de un cáncer regresó a Pamplona y después de 2 meses
falleció el 24 de octubre de 1973.
Tuvo un funeral no religioso, aunque en la cárcel había
escrito las homilías al capellán.Un hombre tan contradictorio e hijo de su época como los que lo
acusaron y fueron sus enemigos.
[1] Secundino
Serrano: La última gesta. Los
republicanos que vencieron a Hitler (1939-1945)
[2] Carlos
Fernández, Ciudad Clandestina Comunista, Cuadernos de Historia
Contemporánea,2004, pp. 161-180
[3] http://tallerhistoriapce.blogspot.com.es/2010/11/el-partido-comunista-de-espana-durante.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_Monz%C3%B3n