Desde 2014 y en éste de 2015 un
equipo de 17 arqueólogos franceses y españoles, en el que se han integrado los
especialistas del IMBEAC que realizan excavaciones e investigaciones sobre el
próximo Castro de Monte Bernorio, dirigido por la historiadora y catedrática de
Historia y Civilizaciones Hispánicas de la Universidad francesa de Savoya, la
palentina Margarita Torrione, se llevan a cabo campañas de excavaciones en la
zona alta del páramo, que han puesto al descubierto unos 400 metros lineales de
muralla, monedas aquitanas y de la época del emperador Tiberio, lo que
situarían un espacio cronológico a caballo entre los siglos I a de C y III de nuestra era. También han hallado puntas de flecha y pruebas de arrasamiento
de la mencionada muralla. Lo que pondría de manifiesto que, antes de emprendes
las guerras contra cántabros y astures, los romanos hubieron de someter a su
inmediata retaguardia, sin que estas operaciones fueran tampoco pacíficas, y
sin que aquellos vacceos se resistieran a la conquista de los ejércitos de
Roma, que luego les trajo la civilización, el alcantarillado, las termas, el
circo, el derecho… y tantas otras cosas como se puede escuchar en la memorable
escena de la vida de Brian…
Tras este primer impulso que nos
ha llegado desde fuera, esperemos que nuestras instituciones provinciales,
autonómicas y estatales se tomen en serio este proyecto y lo acompañen, por lo
que pueda significar de cara a la recuperación de nuestra historia, a su
conocimiento y difusión entre propios y extraños, explorando las posibilidades
que tiene también como posible recurso turístico de primer órden.
DESSOBRIGA fue una importante
ciudad u Oppidum de los Vacceos con vestigios probables entre los siglos VIII
a. C. y III d. C. Se ubica en el término municipal de Osorno (Palencia) en los
términos de Las cuestas o los Cenizales. En esta localización se están llevando
a cabo actualmente campañas excavaciones que están obteniendo sorprendentes
resultados, que amplían nuestra información sobre un periodo poco conocido de
nuestra historia.
Como primer acercamiento, diremos
que al parecer DESSOBRIGA pudo ser una importante ciudad Vaccea con una
extensión de más de 190 has. conquistada por los romanos hacia el 29 A.C.[1]
Antes de iniciarse la Campaña contra los Cántabros, hubo de someterse a algunas
ciudades Vacceas no sometidas. Solana Sainz, (1990, 606; 1998, 228 )considera
que estos Vacceos, que no estarían sometidos al yugo de Roma, comprenderían a
la línea Osorno (Dessobriga ), Saldaña, Carrión de los Condes ( Lacobriga,),
Cisneros, Melgar, Villamol, etc. Si esto fuera así, carecería de fundamento que
los Cántabros saqueaban las tierras de los Vacceos, pues es de lógica pensar
que las razzias se efectuasen sobre las gentes vacceas más próximas a los
Cántabros.
Posteriormente DESSOBRIGA persistirá
como Mansio del Itinerario de Antonino[2]
durante los siglos I y II de nuestra era. Aspecto que ha sido resaltado en la
historiografía de este yacimiento hasta nuestros días, como veremos más
adelante.
En el año 26 a. C. viene Octavio
Augusto a la península para dirigir la guerra contra los cántabros que se
inicia el año siguiente. El campamento del futuro emperador se instala en
Segisamo (Sasamón), a 23 Km de DESSOBRIGA, desde donde progresa hacia el NW por
las zonas de Amaya, hasta someter los castros entorno a la Peña AMAYA, CASTRECÍAS-Pomar
de Valdivia, donde se instaló un segundo campamento desde el que se lanzó el
ataque al Castro de MONTE BERNORIO (Villarén de Valdivia) , cruzar el Pisuerga
y el Rubagón, montar un tercer campamento en Retortillo (Reinosa) y proseguir,
una legua más adelante, hacia el castro de ARACILLUM ( Aradillos, próximo a
Fresno del Río (Cantabria).
Para entonces Dessobriga ya pudo
haberse convertido en una de las bases de retaguardia de los romanos,
progresivamente a 40 Km de Amaya, 56 de Castrecías, 67 de Pomar de Valdivia,
desde donde se asaltó la resistencia cántabra que retrocedió hasta los MONTES
VINDIOS, que se han identificado con las estribaciones de los Picos de Europa
en el valle de Liébana.
En el ITINERARIO DE ANTONINO se
acepta que aparece como DESSOBRIGA, M(ilia)P(assum) XIII desde Segisamo. Diversos
autores desde Jovellanos pasando por Blázquez y Sánchez Albornoz han tratado a DESSOBRIGA
a partir de este aspecto, que nos remite únicamente a una visión de la época
clásica romana y no de la prerromana.
Abásolo (1977, 14) hace una
recopilación interesante de esta bibliografía clásica desde algunas notas de
Gaspar Melchor de Jovellanos, cuya senda continúa a Amador de los Ríos…en 1888
con su España en sus monumentos y artes.
Su naturaleza e Historia, ya en el siglo XX los investigadores que han
tratado de Dessobriga son: Saavedra, Huidobro, Blázquez, Sánchez-Albornoz y Abásolo
entre otros.
La Arqueología
La presencia de espacios estables
de habitación se detectan en la zona desde el Primer Hierro, si bien, ocurre un
cambio en el patrón de poblamiento que lleva a los habitantes a trasladar la ubicación
del núcleo principal, siempre en el mismo entorno de las plataformas que
dominan el páramo y el valle del Pisuerga. (Sacristán de Lama 2007, 72). Abásolo
(1977, 16) presenta algunos materiales recogidos en los pagos de Las Cuestas y
Los Cenizales, al norte del asentamiento. La construcción de la autovía Burgos-León
motivó recientemente la excavación de un sector del yacimiento localizado en el
llano al N del Yacimiento junto al Canal de Castilla (Misiego Tejada et al.
2003), en el que se localizaron varias cabañas circulares en adobe abiertas a
calles empedradas. La conclusión de estos descubrimientos, por el tipo de hábitat
y técnicas de construcción, sería la de adscribir el yacimiento cronológica y
culturalmente al Soto de Medinilla[3].
Desde hace unos ocho años el uso
de la fotografía aérea ha puesto de relieve la planta de estructuras, algunas tan
notables como una casa con peristilo en el término de Las Cuestas (Didierjean, et
al. 2007, 422).
Las inmediatas campañas
de excavaciones en la
zona alta del páramo en 2014 y 2015 , que han puesto al descubierto unos 400 metros
lineales de
muralla, monedas aquitanas de los estertores de las guerras de las Galias y otras de la época del emperador Tiberio, lo que
situarían un espacio cronológico a caballo entre los siglos I a de C y
III de nuestra era. También han hallado puntas de flecha y pruebas de
arrasamiento
de la mencionada muralla. Lo que pondría de manifiesto que, antes de
emprendes
las guerras contra cántabros y astures, los romanos hubieron de someter a
su
inmediata retaguardia, sin que estas operaciones fueran tampoco
pacíficas, y
sin que aquellos vacceos se resistieran a la conquista de los ejércitos
de
Roma...
[1] Dion
Casio anota que , en el año 29 a. de C., los treviros, una de las tribus de la
Galia aún alzadas contra Roma, arrastran a la guerra a galos, cántabros, astures
y vacceos y que Estatilio Tauro sometió a estos últimos.
[2]
El
Itinerario de Antonino es el documento más importante sobre la red viaria
hispana en época romana. Se supone que este Antonino es el emperador Caracalla,
ya que el trazado de las vías de Britania no puede ser anterior a los años 53-54
de este emperador. Esta atribución es arbitraria, pues algunos de los datos del
Itinerario son posteriores al menos cien años. Se ha pensado que el original de
este documento puede remontar al siglo II d.C., al reinado de Antonino Pío o
Marco Aurelio y que habría sufrido una fusión, retoques y adiciones constantes
en el siglo IV. La opinión más autorizada data la obra en los primeros años del
emperador Diocleciano, en la década de 280 d.C. Entre los investigadores existe
la idea generalizada que el Itinerario es una especie de guía o archivo oficial
de calzadas del Imperio Romano; según otros es una relación de mansiones en relación con la
recaudación de la annona. Esta hipótesis se fundamenta en el hecho que algunas
provincias como Hispania, Galia o
Britania, las metas del Itinerario conducen a los campamentos legionarios, en
el caso hispano al de la Legio VII Gemina (León). Más que un documento oficial,
parece una relación privada relacionada con el ejército, el correo o las obras
públicas.
.
[3] La
presencia romana condicionó decisivamente las características del hábitat
indígena. Fue una idea común que la conquista significó, bajo el punto de vista
del poblamiento, un cambio sustancial, en el sentido del abandono de los
emplazamientos defensivos por otros en la llanura, o cuanto menos, en zonas
menos elevadas.
La arqueología nos informa del limitado alcance de tal
visión, la mayoría de los asentamientos anteriores sobreviven en el mismo
emplazamiento, hasta la época de las guerras sertorianas e incluso, algunas,
hasta las guerras civiles del final de la República romana.