Otro gran filósofo pluralista fue
Anaxágoras de Clazomene (Clazomene, Asia Menor, 500 a de C. - Atenas 428 a. de
C.).
Fue maestro, y posteriormente
amigo, de Pericles, entre otros atenienses ilustres (. Precisamente esa amistad
le supuso ser acusado de impiedad por los enemigos de Pericles y verse obligado
a abandonar Atenas, refugiándose en Lámpsaco, una de las colonias de Mileto en
Jonia. Diógenes Laercio nos dice que "respecto a su condena hay varias
opiniones, pues Soción, dice que Cleón le acusó de impiedad, por haber dicho
que el sol es una masa de hierro encendido, pero que lo defendió Pericles, su
discípulo, y sólo fue condenado a pagar cinco talentos y salir desterrado.
Sátiro escribe sus Vidas que lo
acusó Tucídides, por ser éste contrario a las resoluciones de Pericles en la
administración de la República. Que no sólo lo acusó de impiedad, sino también
de traición, y que ausente, fue condenado a muerte. Habiéndole dado la noticia
de su condena y de la muerte de sus hijos, respondió a lo primero que hacía
mucho tiempo que la naturaleza había
condenado a muerte tanto a sus acusadores como a él. Y a lo segundo, que sabía
que los había engendrado mortales. Algunos atribuyen esto a Solón; otros, a
Jenofonte."
A Anaxágoras le interesó el
estudio del cambio cualitativo de las cosas. Nada puede crearse ni aniquilarse,
y no obstante así parece que ocurre, reformulado por Anoine de Laviosier en el ultimo tercio del siglo XVIII, en la Ley de conservacion de la masa, base de la primera ley fundamental de la termodinamica: "la energía
ni se crea ni se destruye sino que solamente se transforma". Anaxágoras intuía
que la realidad estaba compuesta por materiales indivisibles a los que denomino
“Homeomerias (o “partes semejantes). Pequeñísimos fragmentos dotados de
cualidades diferentes, con cuya mezcla se forman las cosas que conocemos. El
universo se constituye por la acción del nous (Espíritu) que actúa sobre las homeomerias, a
las que pone en movimiento.
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