jueves, 22 de noviembre de 2012

Jean Paul Marat (1743-1793), Cientifico, filosofo, periodista y revolucionario



“¿De qué sirve la libertad política para los que no tienen pan? Sólo tiene valor para los teorizantes y los políticos ambiciosos.” Jean Paul Marat


La Revolución francesa, como todas las demás que en este mundo han sido, vivió continuamente oprimida por la leyenda negra de los reaccionarios, por las coaliciones contra las mismas y por el miedo a las conspiraciones. Se sospechaba que había espías por todas partes y que cada nación tenía el suyo. El español se llamaba Andrés María de Guzmán, y acabó en la guillotina. Se hizo pasar por amigo de Marat para alcanzar puestos importantes, y debió de haber algo de cierto porque cuando Marat fue herido de muerte en su bañera por Charlotte Corday, antes de morir escribió una nota a Guzmán, una carta de inequívoco amor homosexual, en que le decía, mas o menos:  “Amigo mio, los bárbaros no me han querido dejar el dulce placer de morir en vuestros brazos; llevo conmigo la idea consoladora de que permaneceré eternamente grabado en vuestro corazón. Este presente, por lúgubre que sea, hará que os acordéis del mejor de vuestros amigos; llevadlo en memoria mía. Vuestro hasta el ultimo suspiro, Marat.” Andrés de Guzmán llevo esta nota consigo, envuelto en un tafetán negro, hasta el día de su muerte en la guillotina el 5 de abril de 1794.


Jean Paul Marat (1743-1793)
Nacido en Suiza, se formó como médico en Burdeos, aunque sus verdaderas pasiones eran la física de la electricidad y la óptica, las que aplicaría a la cura de enfermedades oculares en París. Abandona la capital francesa y viaja a Holanda y después a Londres donde permanece muchos años ejerciendo su profesión. Allí publico su ópera prima: Philosophical Essay on Man (Ensayo Filosófico sobre el hombre, en 1773) donde despliega sus conocimientos de filosofía. La obra fue traducida al francés y publicada en Amsterdam en 1775, recibiendo una feroz crítica de Voltaire, lo que no hizo sino poner en el candelero intelectual al joven Marat. Pero este ya se había preocupado por la política en su país de adopción y un año antes había publicado un ensayo titulado “Las cadenas de la esclavitud” que animaba a los electores ingleses a rechazar a los candidatos amigos del rey al Parlamento británico.
En 1775, se doctoró en medicina por la Universidad de Saint Andrews. Con aquel bagaje cultural, regresa a Francia y se convierte en doctor de la Corte de Luis XVI. De carácter critico y heterodoxo, discutía abiertamente teorías de las figuras del momento como Newton, lo que le valió su exclusión de la Academia de Ciencias Francesa, lo que se le compensó con la consideración de otros ilustres como Benjamín Franklin o Goethe, también enemigos del despotismo academicista.  En abril de 1786 dimitió de su trabajo en la corte y, tras unos pocos años, completó una nueva traducción del Opticks de Newton (1787) y su libro (Memorias académicas, o nuevos descubrimientos sobre la luz) (1788).
Poco antes de los acontecimientos revolucionarios de 1789, cuando se convocan los Estados Generales, Marat abandona su carrera como científico y filosofo, para dedicarse por entero a la política. Publica “Ofrenda a la Patria”, un panfleto que trata de los mismos aspectos que el conocido ¿Qué es el Tercer Estado? del abate Sieyès. Despues de la celebración de los Estados Generales publica tres panfletos sucesivos: un primer suplemento a “La ofrenda”, otro titulado La Constitución y otro mas con el elocuente titulo de: “Cuadro de los vicios de la constitución de Inglaterra”, que se centraba en criticar el carácter oligárquico de la constitución inglesa que era el referente predominante en la Asamblea francesa.
Poco después de la toma de la Bastilla el 14 de Julio y de la proclamación, el 26 de agosto, de la Declaración de los derechos del hombre, Marat decide influir en la opinión publica fundando el periódico L’ami du peuple (El amigo del pueblo). Desde esta atalaya periodística, investigaba y desvelaba las corrupciones de los que el denominaba “enemigos del pueblo”. Estos despiadados y certeros ataques le granjearon la enemiga de muchos prohombres de la Asamblea y de la Comuna, lo que le condujo a prisión un mes entre el 8 de octubre y el 5 de noviembre de 1789.
En enero de 1790 se le intentó arrestar de nuevo por su agresiva campaña contra La Fayette, héroe de la revolución americana, aunque huyó a Londres, donde escribió “Denuncia contra Jacques Necker” (ministro del rey Luis XVI). Volvió a París en mayo de 1790 para continuar la publicación de L'Ami du peuple, atacando a muchos de los ciudadanos más poderosos de Francia. Temiendo las represalias, Marat se vió forzado a esconderse en las catacumbas de París, donde contrajo una enfermedad crónica de la piel (presumiblemente dermatitis herpetiforme). Marat depositó sus esperanzas en la Asamblea constituyente, pero perdió la fe en las acciones de la Asamblea legislativa. En diciembre de 1791, huyó de nuevo a Londres, donde escribió su libro École du citoyen (Escuela del ciudadano). En abril de 1792 volvió a París, para adherirse al Club de los Cordeliers, el ala izquierda de los jacobinos. En ese momento Marat funcionó de nuevo de forma semiclandestina, sobre todo cuando se produjo el asalto al Palacio de las Tullerias obligando a la Asamblea a proteger a la familia real y se produjeron movimientos antirrevolucionarios.
Posteriormente, Marat fue elegido por sufragio universal del pueblo de Paris y tomó su asiento en la Comuna de París, y solicitó que se juzgara a los monárquicos encarcelados. Al no realizarse ningún juicio, apoyó las ejecuciones en las que cientos de prisioneros políticos fueron ajusticiados, y estableció el Comité de Seguridad, cuyo papel declarado era eliminar de raíz a los contrarrevolucionarios. Cuando Francia fue declarada una república, el 22 de septiembre de 1792, Marat dejó de publicar L'Ami du peuple y empezó el Journal de la République française (Diario de la República francesa). Pero continuo criticando a muchas de las figuras políticas respetadas por los girondinos, lo que le granjeo enemistades entre estos. Su postura en el juicio del depuesto rey Luis XVI fue también polémica. Declaró que era injusto acusar a Luis Capeto de cualquier cosa anterior a su aceptación de la constitución, y aunque solicitó implacablemente la ejecución del rey por el bien del pueblo, exonero de culpa a su anciano ministro Malesherbes.
El 21 de enero de 1793 el rey Luis fue guillotinado, un episodio que generó gran controversia política; de enero a mayo, Marat luchó agriamente con los girondinos moderados, asegurando que eran enemigos encubiertos del republicanismo, y llevó a su público a una violenta confrontación con ellos. Los girondinos ganaron el primer asalto: la Convención ordenó que Marat fuera juzgado ante el Tribunal revolucionario. Las tornas se giraron cuando Marat fue absuelto y devuelto a la Convención con un renovado apoyo popular. Marat contribuyo a la caída de los girondinos, apoyo desde marzo al Tribunal revolucionario contra los sospechososy estuvo en la creación del Comité de Salvación Publica, dirigido por Danton. El 2 de junio es uno de los que dirigen el cerco de los sans culottes a la Convención girondina (Rodea el Congreso), que precipitara su caída. En los dos meses siguientes Marat, participa en la promulgación de la nueva Constitución Jacobina, que ya recogía aspectos como una reforma fiscal redistributiva, una reforma agraria y un nuevo contrato social bajo inspiración de las ideas de Juan Jacobo Rousseau "El fin de la sociedad es la felicidad común" rezaba la Declaración de los derechos del Hombre de 1793. 




El 13 de julio de 1793, Marat, en un episodio trágico muy recordado por el celebre cuadro de David, fue apuñalado por Carlota Corday que acabó con la vida de este científico y filosofo revolucionario, que no se conformó con la investigación y la especulación y pasó decisivamente a la acción política, su legado, una de las figuras señeras de su tiempo.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Crónicas jacobinas de Juan de Mairena




“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina”

                                                   Maximilien de Robespierre (1758-1794)

En el periodo de 1780 a 1800, nació la terminología política de izquierdas y derechas. En la extrema derecha, estaban quienes desde el principio se opusieron al movimiento popular revolucionario. Los nobles, muchos de ellos emigrados después del asalto de la Bastilla el 14 de abril de 1789 por el pueblo de Paris. Entre estos estaban el Conde Artois, hermano menor del Rey Luis XVI y Luis José de Borbón, príncipe de Condé, un primo del rey que organizó en Worms en el sudoeste de Alemania, un ejército de emigrados para luchar contra el nuevo régimen. Los peones de la contrarrevolución fueron los campesinos monárquicos de la Vendée, en el curso inferior del rio Loira y de las regiones del noroeste,  fueron llamados “chuanes”, por que utilizaban una contraseña imitando el grito del búho, en francés “Chat-huant”. Balzac escribió una novela sobre ellos Los Chuanes, describiéndoles como lo que eran unos guerrilleros barbaros y fanáticos. En la derecha, estaban los fuldenses, que se llamaban asi por que situaron su sede en un antiguo convento de los Feuillants. Participaron desde julio de 1791 en la elaboración de la Constitución de 1791, que se proclamo el 3 de septiembre de ese año. Esta consagraba la monarquía constitucional, la separación de poderes, una democracia censitaria y cierta descentralización administrativa, lo que dificultaba el control dentral en estos tiempos revolucionarios. Los Fuldenses, hombres como Lafayette,- héroe de la guerra de Independencia Noerteamericana- Sieyes, Talleyrand y Baylly, fueron rápidamente desbordados por los acontecimientos.

Inicialmente a la izquierda pero progresivamente cada vez mas acomodaticios y derechistas, estaban los girondinos. Se llamaban así porque la mayoría procedían de la Gironda en el sur de Francia. En principio, esta fracción estaba formada por hombres de la pequeña burguesía ilustrada, aunque con numerosas conexiones con la alta burguesía y el mundo de las finanzas, (como nuestros socialiberales de hoy en día). En 1792, sus hombres Vergniaud, Brissot, Rolan y Guadet, tomaron el poder tras haber atacado con violencia a la monarquía, hasta abolirla en septiembre de ese año. Permanecieron en el poder durante aquel otoño e inverno, pero al llegar la primavera de 1793, sucumbieron ante el empuje del ala izquierda: Los Jacobinos.

Los jacobinos tomaban su nombre del antiguo convento de dominicos donde se reunían desde 1789. También se les conoció como “La Montaña” por situarse en los escaños de la parte superior de la cámara (Como ahora la izquierda plural y grupo mixto), sus jefes mas famosos fueron Marat (1734-93), Danton (1759-94) y Robespierre (1758-94) Saint Just ( 1767-1794)  y Desmoulins (1760-1794). Como vemos todos duraron poco, aunque su intención fue cambiar todo aquello. Representaban las actitudes mas enérgicas, como representantes de la pequeña burguesía y de las clases populares. El ala izquierdista del jacobinismo era la de los cordeleros, por situarse en un antiguo convento de franciscanos (De ahí lo del cordón), contaron entre sus filas a Danton o Marat. Todavía mas a la izquierda estaban los llamados “enragés” “rabiosos”, dirigidos, como no, por un antiguo sacerdote (Ojo siempre con los curas exclaustrados) Jacqes Roux, apodado “el predicador de los sans culottes”. Estos últimos eran proletarios y lumpen de los suburbios y eran la fuerza de choque de los extremistas. Aunque en junio, los sans culottes cercaron la Asamblea (Rodea el Congreso y ayudaron a caer a los Girondinos, tres meses mas tarde, Robespierre los reprime y detuvo a algunos de sus líderes. Para después lograr que le siguieran en el periodo de El Terror. Durante el verano de 1793 Marat, Roux y Hebert son los lideres en la Asamblea y se decretan medidas como reformas fiscales progresivas, reformas agrarias y distribución equitativa de víveres. Se promulga una nueva Constitución siguiendo el modelo del contrato social de Rousseau. Pero tras el asesinato de Marat enjulio de ese año, se desata la violencia y la burguesía provoca diferentes altercados y levantamientos regionalistas para contrarrestar el fervor revolucionario de Paris.
En este estado de cosas, la revolución derivo hacia una Dictadura: El Terror que comenzó el 10 de octubre de 1793 con la supresión de la Constitución, de la división de poderes y de los derechos individuales. Con el refuerzo del Comité de Salvación como órgano supremo.
El Comité de Salvación actúa en varios frentes. Envía representantes plenipotenciarios a las regiones para imponer los decretos revolucionarios en materia de seguridad, defensa y políticas sociales, Laicización a ultranza del Estado, frente al poder de la iglesia. El 24 de marzo de 1794 se desata la ira de Robespierre. Primero ajusticia a los radicales Hubert y sus seguidores y luego a los más moderados Danton, Desmoulins y otros a quienes se califica de “indulgentes” con la aristocracia y los poderes del Antiguo Régimen.(Partidarios de una transición pacifica?) Esta ola de terror desemboca en la locura final de Robespierre que el 8 de junio de 1794 en la llamada Fiesta del Ser Supremo, prende fuego a una estatua que había sido erigida al ateísmo. Los hasta entonces amigos de Robespierre comienzan a conspirar contra el y, poco mas de un mes mas tarde, el 27 de julio (9 de termidor, en el nuevo calendario revolucionario), caen Robespierre, Saint Just y veinte mas de sus partidarios. Que serán guillotinados. Naciendo así la llamada Convención Termidoriana (julio de 1794 a septiembre de 1795. Pero aun en ese tiempo surgieron grupos revolucionarios como el de François Babeuf (1760-1797) y sus amigos, de tendencias “comunistas” quienes desarrollaron algunas ideas de Robespierre, sobre la “abolición del derecho de propiedad. Estos dieron en llamarse “Los iguales” y protagonizaron una famosa Conjuración de los Iguales”. Pero fueron traicionados desde dentro y detenidos y murieron en la guillotina. Se salvo uno de los participantes en el Conjura Buonarroti, quien en 1826 publico una famosa historia de esta Conjura.
Tras estos acontecimientos la Convención termidoriana, reprime cualquier intento extremista y promulga en 1795 la llamada Constitución del año III, que elimina la intervención popular directa, establece un parlamento bicameral, con un Senado de ancianos y un Consejo de los quinientos, y sufragio censitario indirecto, que consagra el poder por parte de una alianza de las clases superiores en rentas de la sociedad….
Pese a lo dicho, la constitución Jacobina de 1793 definía el derecho de propiedad diciendo que todo ciudadano puede gozar y disponer de los bienes conseguidos con el fruto de su trabajo”, mientras que en otro párrafo afirmaba que “el bien de la sociedad es el bien común”, y que el hombre tiene derecho al trabajo y que, si no puede trabajar, “los socorros públicos son unas deuda sagrada. No cabe duda que sin los excesos cometidos, las traiciones y errores y sin el posterior caudillismo de Napoleón Bonaparte, la constitución habría seguido esa vía “socialista”.

martes, 20 de noviembre de 2012

IMMANUEL KANT, el filósofo que devolvió a los humanos la fe en la inteligencia. Y puso en al altar del conocimiento a las artes.



IMMANUEL KANT, el filósofo que devolvió a los humanos la fe en la inteligencia, pero fijo sus límites. Y puso en al altar del conocimiento a las artes.



Kant nació en 1724 y murió en 1804, por lo que es una figura eminente del siglo XVIII, el siglo de la Ilustración. Y uno de sus máximos exponentes.

Kant es el demoledor del conocimiento absoluto de cualquier dogmática. El padre del escepticismo. Los humanos, no podemos alcanzar a conocer las cosas como realmente son, su esencia. Nuestros sentidos y nuestra conciencia deforman y reinterpretan la realidad. Esta teoría la expuso en Critica de la Razón Pura, obra publicada en 1781.

En 1788 publicó Critica de la Razón Práctica, una de las cumbres en las que se basa la ética moderna. Promulgo el concepto del “imperativo categórico”, diferente del imperativo hipotético. Este ultimo viene precedido de la conjunción “Si”. Debemos hacer tal o cual cosa si…: “Tengo que trabajar si quiero ganar dinero; tengo que abstenerme de la bebida si quiero estar sano”, etc. Estos son imperativos hipotéticos”, dice Kant. Pero hay otros imperativos que van mas alla de esta condición. Por ejemplo hemos de ser honestos y justos, que, según Kant, son imperativos universales, absolutos.” Pero Kant reconoce, a continuación, que la moral de un acto esta en su propósito. Así, Kant procura convencerse y convencernos de que el hombre puede conducirse por motivos generosos, por ideales, por leyes morales –imperativos categóricos- que debían rebelársele dentro de su conciencia.

En 1790 Kant llevó a la imprenta su tercera obra clave, La Critica del Juicio, con la cual creyó descubrir una nueva revelación por medio del Arte. Según Kant, la obra de Arte no reproduce el mundo tal y como lo vemos, o por lo menos, no debe reproducirlo; por el contrario, debe darnos una versión modificada, tratada diríamos ahora. Una versión “ideal”, en sentido platónico (ideas, almas de las cosas, que se corresponde a “la cosa en si” kantiana). De modo que, gracias a videntes, artistas, poetas y hasta pensadores, el hombre recobra aquel mundo cuya posesión y conocimiento le habían sido negados. No puede conocer, pero puede sentir la verdad ¡Qué grandeza, que piedad, la de Kant, el demoledor del conocimiento absoluto, nos dejó su creencia en el Arte!

Más de 200 años después seguimos en ello.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Allí donde este Spinoza, estará con las Victimas de Gaza




 Baruch de Spinoza (Herzog Bibliothek. Wolfenbuttel

Baruch Spinoza nació en Ámsterdam en 1632, en una familia de judíos de origen ibérico bien identificado en su apellido que hoy transcribiríamos como "Espinosa". Por su educación hebraica puede considerarse como el último de la escuela de los pensadores hebreos hispánicos. Spinoza debe tanto a Sem Tob, Maimónides y Abencebron como a Descartes de quien se hace su principal ascendiente filosófico. Posiblemente el hecho de que en Spinoza se encuentren influencias de las mas extremas escuelas de pensamiento de Oriente y Occidente es lo que le da un encanto singular y por eso nos acordamos de el en estos momentos de guerra cruel y destructora en Oriente Medio.

La importancia cultural de los hebreos era tal en Ámsterdam que a la Sinagoga se la conocía como “La Escuela de Ámsterdam”. En aquella institución aprendió Espinoza la ley Mosaica y además el hebreo, el latín y el griego, que añadió al neerlandés, al ladino y al portugués maternos. También dominaba el francés a través del cual conoció a Descartes, haciendo de el un entusiasta cartesiano, lo que le valió la reprimenda de la ortodoxia rabínica y su expulsión, a la edad de 24 años, de la Sinagoga en 1656. Desterrado de su familia, y sin que tampoco fuera acogido por la comunidad protestante holandesa se convirtió en un paria y tuvo que aprender un oficio, el de fabricante de lentes, para ganarse el sustento. Su discípulo Colerus dice que  “Era débil de cuerpo, enfermizo y propenso a la tisis desde su juventud: de estatura mediana, cutis moreno pálido, cabellos negros y rizados y parpados gruesos, por lo que en su aspecto en seguida podía reconocerse su origen hebreo hispano luso, mas conocidos entonces por los católicos ibéricos como “marranos portugueses”.

En 1663, a la edad de 31 años publico la que ahora llamaríamos su tesis de licenciatura “Principios de la Filosofía de Descartes”, por la que el estadista Holandés de la época Jan de Wit otorgó a Spinoza una beca o pensión vitalicia. Esto le animo a escribir su tesis doctoral que titulo Tratado Teológico Político, publicado siete años mas tarde, en 1670. Pero este tratado tuvo tan mala acogida por los ortodoxos de la época, que Spinoza no volvió a publicar mas obra alguna. Su libro La Ética, fue ya una obra póstuma editada por su discípulo Colerus, ya que Spinoza murió de tuberculosis en 1676 a la edad de 44 años, con lo que el estado holandés se ahorro buena parte de la antedicha pensión vitalicia que le habían concedido. Lo más sustancial de la filosofía de Spinoza es su humanismo. Para él lo más característico del hombre es el entendimiento: la verdadera acción humana es conocer. El hombre descubre el goce perfecto en “el amor intelectual de Dios”. Este amor no es sentimental y emotivo (como el amor a las banderas nacionales o al consumismo o al dinero, de las actuales religiones nacionales monoteístas), sino esencialmente intelectual (racional). Pienso, luego existo, dijo Descartes. Conozco, luego adoro esto que conozco, proclama Spinoza. No hay en los libros de Spinoza ni nostalgia por haber abandonado la religión de sus ancestros ni irritación por haber sido arrojado por aquellos a las tinieblas exteriores. Allí donde este Spinoza, estará con las Victimas de Gaza, y en contra del sionismo.