sábado, 16 de marzo de 2013

Laura Mintegui: antecedentes dentro de la guerra interminable del nacionalismo étnico vasco.



"Vasco es sólo aquel que posee el euskera (euskaldún)"…Esta es y no otra, la identidad étnica vasca para el nacionalismo étnico. Definición excluyente. ¿Qué es un eskaldún? Un vasco sin romanizar que se enfrenta a todos los demás, los romanos, los visigodos, los musulmanes, los judíos, los castellanos, los españoles…Conclusión: la etnia solo es posible como etnia en guerra. Si la guerra termina, la etnia desaparece, porque un vasco que no resiste a los romanos no es un vasco “Creemos que nuestra vivienda está en el futuro.Pero con semejantes vecinos no hay porvenir posible “ (Joxe Azurmendi, monje franciscano de Arantzazu y gurú del euskanazismo vasco: “Espainolak eta euskaldunak, Los españoles y los euskaldunes”, Fuenterrabía, Hiru, 1995) Para Azurmendi y para los que le siguen, HB-Bildu, “la democracia no es sino una añagaza de la que se valen los descendientes de los romanos, en una fase concreta de la guerra interminable, para mantener sujetos a los vascos, con más comodidad y menos costes militares que en las fases de guerra abierta. Los demócratas no son pacíficas ovejitas , sino los m,ismos encarnizados enemigos de siempre [ Aquí hay que insertar las motivaciones políticas en los asesinatos de Gregorio Ordóñez, Miguel Ángel Blanco, Fernando Buesa, López de Lacalle, Juan María Jáuregui y tantos otros. A  todas sus víctimas ETA las ha convertido en políticas]. 

El nacionalismo y ETA han contribuido a crear dos comunidades en la sociedad vasca, a partir de solidaridades horizontales. Aunque ha habido fuerzas tendentes a los puntos de encuentro, estas ideologías siempre han primado la escisión. El tema salió a la superficie a partir del Pacto de Ajuria Enea de 1988 y del cruel asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997. Tras esos dos acontecimientos hubo el espejismo de que se podía crear un amplio espacio mayoritario de la sociedad democrática vasca bajo la hegemonía del PSOE, con una HB cada vez más minoritaria y aislada. Y ahí vino el vergonzoso pacto de Lizarra, para reagrupar a las huestes del nacionalismo étnico, con el PNV-EA-HB y el “tonto útil” de Madrazo. Ahora se abre un nuevo escenario en el que ETA no mata pero siguen tratando de imponer el mismo programa.

Se repiten episodios de aquellos tiempos, por ejemplo, la victimización de los presos a los que se dificulta sus estudios en la Universidad del País Vasco (En la que torpemente colaboran algunas instancias judiciales y políticas). Laura Mintegi hacia 1989 (Yo entonces comencé a trabajar en la UPV en el Vicerrectorado de Álava) publicó en Egin y Argia que profesores como Jon Juaristi dificultaba a los presos matriculados en la UPV la obtención de orientación bibliográfica y realización de exámenes. El entonces rector de la UPV no amparó al profesor denunciado, y tuvo que ser uno de los alumnos presos, quien desmintiera en Egin y Argia a Laura Mintegi, diciendo que Juaristi no le caía lo que se dice simpático, pero que la tal conspiración era solo un infundio de la profesora Mintegui que, según confesión reciente del propio Jon Juaristi,  “Recibía con regularidad sus programas, y era examinado y evaluado por mí con entera justicia. El preso, al que nunca conocí personalmente, se llamaba José Miguel Azurmendi. Le agradecí por carta su intervención, acusó recibo, y quedamos tan enemigos como siempre. No sé qué ha sido de él, pero intuyo que la candidata de Bildu se la tiene guardada.” (Jon Juaristi)

Fuente: Jon Juaristi Sacra Némesis, Espasa, Madrid, 1999 y http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20120708&idn=1503047114028

jueves, 14 de marzo de 2013

Fumata blanca, Papa Negro. "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo, 7.16)



¿Por qué filósofos y políticos ilustrados del siglo XVIII odiaron a los jesuitas? ¿A qué intereses servían los más ilustrados de los defensores del Papa? Tras la fumata Blanca, un Papa Negro


Viene esto a cuento de la elección como Papa, del arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio. Ya se han levantado voces que recuerdan algunas manchas oscuras en su biografía durante la dictadura de los 70 en Argentina, se le caracteriza por su conservadurismo doctrinal, en cuestiones como el matrimonio homosexual, frente a su proselitismo social a favor de “los pobres”.Pdero cuando ha podido manifestar este compromiso con los pobres y los oprimidos, durante la dictadura argentina, al parecer no fue todo lo contundente que se le aprecia ahora. Hay que tener en cuenta que según sus cuentas, el 44 % de los católicos que hay en el Mundo, son Latinoamericanos. Son los nietos de los convertidos con la espada y con la Cruz y los hijos de los conquistadores desde 1492 hasta las oleadas emigrantes de españoles, portugueses e italianos hasta bien entrado el siglo XX. Es una de las reservas del catolicismo, pero también unas tierras en las que se están dando movimientos peligrosos al sistema del que la jerarquía católica forma parte, algunos de ellos, han prendido entre los católicos de los países latinoamericanos…¿Trata la jerarquía católica de responder a este reto, disputando de nuevo al socialismo el discurso de los pobres, de una emergencia social de la que no ha sido protagonista como institución, aunque haya podido haber miembros de esa iglesia que sí lo hayan sido, la llamada teología de la Liberación? ¿Han oído ustedes alguna palabra sobre esto en los medios oficiales…Sí se ha escuchado su oposición a algunas medidas como la legalización del matrimonio homosexual, del gobierno Kirchner.... Sea ésta sólo una modestísima aportación histórica.

Hace unos 250 años, los jesuitas también dieron mucho que hablar…
Las causas del odio que la Compañía de Jesús se había atraído en los ambientes ilustrados del siglo XVIII son complejas, pero podrían sintetizarse en dos: su carácter de “milicia de la Iglesia”, en primera línea del gran debate ideológico de la época y el poder y la inmensa influencia que los jesuitas habían alcanzado en todo el mundo. Confesores de muchos monarcas europeos, entre otros de los reyes de Francia, desde Enrique IV, con una importante prestigiosos colegios en los que se formaron no pocas de las grandes figuras intelectuales del siglo: (Voltaire, Prévost, Diderot, Buffon, Morellet, Raynal), lanzados a empresas misionales de extraordinaria importancia y manejando cuantiosos fondos, en torno a ellos se creó el mito de una poderosa “secta” secreta que aspiraba a dominar el mundo sin reparar en los medios. Ya en siglo XVII, el clima antijesuítico fue muy fuerte en Francia, y la enconada disputa conj los renovadores jansenistas, en la que finalmente triunfaron aunque a costa de perder muchas simpatías (se cita un famoso libelo de Pascal, Las cartas provinciales, en las que ataca la casuística acomodoticia que se atribuía a la orden), contribuyó a su descrédito.
Los “Filósofos de la Ilustración” tienden a ver en la Compañía el símbolo vivo del Oscurantismo, el fanatismo y el afán de poder de la Iglesia, y no le ahorran ataques de todo género, mientras que la opinión pública le es cada vez más adversa y grandes sectores de la Iglesia francesa se enemistan también, al ver a los jesuitas en los “agentes” del Papa. Sin embargo, paradógicamente, en el siglo en el que arranca la campaña antijesuítica que culminará con la disolución de la órden, el papel de los discípulos de San Ignacio dista de ser, en conjunto, enteramente retrógrado, y en ocasiones incluso pueden parecer más modernos que los propios “filósofos” que los combatían en nombre de “las luces”.
Los jesuitas se vieron envueltos en dos grandes escándalos que contribuyeron a la disolución y expulsión de la orden. Vistos desde nuestra visión del siglo XXI parecen más bien indicios de vitalidad progresista que de corrupción que es como fueron percibidos mayoritariamente en la época. Un asunto tuvo que ver con la aceptación de ciertos ritos chinos para la liturgia cristiana, lo que no fue sino una acomodación ecléctica que se había llevado a cabo desde tiempo inmemorial por los misioneros para ampliar su base mediante la integración de ritos perfectamente paganos en la liturgia cristiana, lo que se ejemplifica en múltiples casos e incluso la evangelización en la lengua propia de los evangelizados...
La otra polémica tuvo que ver con el asunto de las reducciones jesuíticas del Paraguay, el llamado “Reino Jesuíta”, del Nuevo Mundo, con una organización que bien parece un anticipo de concepciones del socialismo indigenista y bolivariano actual. Fueron muchos los filçósofos que no les regatearon sus elogios, así, Voltaire , Montesquieu, Buffon, D’Alambert, Raynal y otros, nada sospechosos de simpatías clericales los alabaron…
Pero hubo otro escándalo, aunque menor, sin duda más llamativo, el de la bancarrota, en 1760 del padre Lavalette, en palabras de un histortiador católico” un sorprendente filibustero con sotana, que se había creado en las Antillas un pequeño imperio colonial”, atizó los odios antijesuíticos, provocando la supresión de la Compañía en Portugal en 1759,  Francia en 1762 y en España en 1767. En 1773, ante la petición d los monarcas católicos de toda Europa, Clemente XIV disolvió la Orden. A lo que se opusieron Federico II de Prusia y Catalina II de Rusia, que acogieron a muchos de los jesuitas dispersados. D’Alambert cantó victoria, pero Voltaire se mostró más cauto, acogió en sus propiedades a alguno de ellos y le recordó a D’Alambert, no sin ironía, el refrán que dice “mejor malo conocido que bueno por conocer”…
La Pragmática Real de Carlos III de expulsión de los Jesuitas de sus reinos, en 1 de abril de 1767 decía: “ ..estimulado de gravísimas causas relativas a la obligación en que me hallo constituido de mantener en subordinación, tranquilidad y justicia mis pueblos, y otras urgentes, justas y necesarias que reservo en mi real ánimo….”
El encargado de instruir la causa contra los jesuitas españoles fue el ilustrado asturiano  Pedro Rodríguez de Campomanes, (Tineo, 1723-Madrid, 1802) Ministro de Hacienda del primer gobierno de Carlos III, en 1760 presidido por el primer ministro Conde de Floridablanca y despojado de sus cargos ante el temor que despierta en el rey Carlos IV la Revolución francesa en 1789. Campomanes, es el ministro ilustrado español encargado de redactar el informe secreto que motivará la expulsión de los Jesuitas de los reinos de España: En dicho informe se lee: “¿Qué prudente Estado viviría tranquilo nutriendo en sus entrañas un veneno oprimido, un resto depositado de aquella infección letal que le puso a los extremos de la enfermedad?” En dicho informe se acusa a los jesuitas de ser una peligrosísima organización proclive a conjuras y sediciones, un cuerpo ambicioso y poderosísimo que sirve a una potencia extranjera: “Los Estados Pontificios” (Entonces más amplios y lindantes de las posesiones de Carlos III en el Reino de las dos Sicilias) y de estar detrás de los motines de 1766. Pero los jesuitas expulsados de España a los Estados Pontificios, no podrán fondear en Civitavechia, y serán, después de un largo y azaroso viaje confinados a Córcega, antes de ser trasladados a los territorios pontificios. Después de mucho tiempo, fueron los borbones los que los reintegran a sus territorios italianos. 

En definitiva, los Jesuítas fueron concebidos por los ilustrados del siglo de las luces como los más peligrosos opositores al progreso de las ideas. Sin duda por su caracter intelectual y también por su capacidad para organizar alternativas a los proyectos ilustrados. Aunque algunas, como las reducciones jesuíticas, parecieran incluso más progresistas que las actuales de la Teología de la Liberación. "Por sus frutos los conoceréis"  (Mateo, 7.16)




Uno de los Jesuítas que se salvaron de la expulsión fue el jesuita vasco Manuel de Larramendi padre del protonacionalismo vasco, al que dedicaremos próximamente otra entrada en este blog.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Pierre Vilar hispanista francés que analizó la esencia de la historia de España y de Cataluña. Lecciones para el presenteROMANCERO NUEVO DE JUAN DE MAIRENA: Pierre Vilar: lecciones de historia de España y de...

ROMANCERO NUEVO DE JUAN DE MAIRENA: Pierre Vilar: lecciones de historia de España y de...: Esto decía el gran hispanista francés, Pierre Vilar, En Mayo de 1982, hace, pues   más de 30 años “En seguida puede verse que, si bie...

Pierre Vilar: lecciones de historia de España y de Cataluña para el presente



Esto decía el gran hispanista francés, Pierre Vilar, En Mayo de 1982, hace, pues  más de 30 años
“En seguida puede verse que, si bien el “caso español”, junto con el “hecho catalán” y el “hecho vasco”, son los fenómenos que más me interesan, creo que no les haría justicia si intentara pensarlos fuera de la historia en general. Me niego a descubrir, e incluso a buscar, definiciones “conceptuales”, “fundamentos “teóricos” de la “patria”, de la “nación”, del Estado” y de las realidades de “potencias”. Acerca de los “sentimientos de grupo”, los sociólogos nos ofrecen análisis, a todos los niveles. Y la historia está hecha de luchas de clases. A cada instante de la historia, una combinación de esas “conciencias” y de esas “luchas” ofrece una posibilidad de abordar los casos concretos. Y una multitud de casos concretos, si su disección es bastante profunda, nos ayuda a evadirnos de lo particular sin perdernos en la inútil abstracción…
“Leamos los primeros artículos de la Constitución española de 1978, y mediremos, por sus mismas contradicciones, la intensidad del conflicto entre la necesidad de reconocer, en el seno del estado español, la pluralidad de comunidades y la nostalgia, siempre presente y con fondo pasional, de España como nación-estado-potencia.

Art. 2. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los Españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, y la solidaridad entre todas ellas
[Este es un artículo terriblemente jacobino, según Pierre Vilar…]

Art. 3. El castellano es la lengua española oficial del Estado…las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades autónomas [de acuerdo con sus estatutos]
(…) La palabra “región” no asusta a nadie, y la glorificación de lo “regional” era habitual en el discurso franquista. En cambio, nacionalidad, concepto teórico, aplicado a una porción del territorio estatal, o comunidad autónoma, concepto práctico que implica una cesión, aunque sea parcial de poder político, parecen poco compatibles con el vocabulario terriblemente jacobino del artículo 2. No aparece tampoco en la constitución la menor referencia a la idea federal, cuando la antigua monarquía española, era, en la práctica, federativa. Cuando los sueños republicanos del siglo XIX eran sueños de ferderación, y cuando todos los programas electotrales de la izquierda [a finales de los 70] eran de tono federalista.
La discusión constitucional ha reconocido la incoherencia conceptual del texto adoptado. Amigos españoles, más o menos responsables, a quienes no oculté mis inquietudes a este respecto, me contestaron, con evidente buen sentido: son textos, hacía falta llegar al consenso, lo importante será la aplicación.
Claro está pero cierto desencanto ya notable en Cataluña, la agravación del problema vasco [indudablemente se refiere al terrorismo], el escamoteo del referéndum andaluz…demuestran que, precisamente, si todo está en la aplicación, con la aplicación nacen las dificultades.

Pierre Vilar nos ofrece varios ejemplos de coyunturas históricas que se viven de diferente manera en unos u otros territorios. En el siglo XVII, la Iglesia católica propicia la diversidad lingüística, los viejos Reinos conservaron sus instituciones, con aduanas en Barcelona, Valencia y Perpiñán, pero también en Segura, Valmaseda, etc. En el País Vasco se mantiene la particularidades fiscales cuando el drama mayor del siglo XVII en Castilla, fue monetario. La nación aún no constituida comienza a fragmentarse porque la nación es un grupo humano al que algo sucede en común…” Lo que había sido la causa de la Reconquista, prolongada en la conquista de las Américas…Esa idea católica, de cultura universal conocida como “española que está en Quevedo y en los escritores del Siglo de Oro. Eso es lo que se va resquebrajando…

Otra gran crisis fue la de 1898-1917, recuerda mucho la del siglo XVII. Decepciones internas, [se pierden las últimas colonias, con las que vascos y catalanes tenían desde 1789 habilitados al comercio sus puertos y su industrias, frente al débil mercado interno]. (…) desde el siglo XIX nadie ignora el desigual desarrollo económico regional del capitalismo industrial.
Ahora estamos en otra crisis ética y política de la monarquía española y de sus partidos turnistas. Sobre una estrategia de establecimiento de una dictadura política y económica por parte de la Aristocracia financiera trasnacional. Frente a ello, si los estados nación no pueden, si ha habido una fallida construcción de una Unión política europea…parece que la demanda de soberanía resulta engañosa y fraudulenta. ¿Quién tiene soberanía para andar repartiéndola por ahí?