Esto decía el gran hispanista
francés, Pierre Vilar, En Mayo de 1982, hace, pues más de 30 años
“En seguida puede verse que, si
bien el “caso español”, junto con el “hecho catalán” y el “hecho vasco”, son
los fenómenos que más me interesan, creo que no les haría justicia si intentara
pensarlos fuera de la historia en general. Me niego a descubrir, e incluso a
buscar, definiciones “conceptuales”, “fundamentos “teóricos” de la “patria”, de
la “nación”, del Estado” y de las realidades de “potencias”. Acerca de los “sentimientos
de grupo”, los sociólogos nos ofrecen análisis, a todos los niveles. Y la
historia está hecha de luchas de clases.
A cada instante de la historia, una combinación de esas “conciencias” y de esas
“luchas” ofrece una posibilidad de abordar los casos concretos. Y una multitud
de casos concretos, si su disección es bastante profunda, nos ayuda a evadirnos
de lo particular sin perdernos en la inútil abstracción…
“Leamos los primeros artículos de
la Constitución española de 1978, y mediremos, por sus mismas contradicciones,
la intensidad del conflicto entre la necesidad de reconocer, en el seno del
estado español, la pluralidad de comunidades y la nostalgia, siempre presente y
con fondo pasional, de España como nación-estado-potencia.
Art. 2. La Constitución se
fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e
indivisible de todos los Españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la
autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, y la solidaridad
entre todas ellas
[Este es un artículo terriblemente jacobino, según Pierre Vilar…]
Art. 3. El castellano es la
lengua española oficial del Estado…las demás lenguas españolas serán también
oficiales en las respectivas Comunidades autónomas [de acuerdo con sus
estatutos]
(…) La palabra “región” no asusta
a nadie, y la glorificación de lo “regional” era habitual en el discurso
franquista. En cambio, nacionalidad, concepto teórico, aplicado a una porción
del territorio estatal, o comunidad autónoma, concepto práctico que implica una
cesión, aunque sea parcial de poder político, parecen poco compatibles con el
vocabulario terriblemente jacobino del artículo 2. No aparece tampoco en la
constitución la menor referencia a la idea federal,
cuando la antigua monarquía española, era, en la práctica, federativa.
Cuando los sueños republicanos del siglo XIX eran sueños de ferderación, y
cuando todos los programas electotrales de la izquierda [a finales de los 70]
eran de tono federalista.
La discusión constitucional ha
reconocido la incoherencia conceptual del texto adoptado. Amigos españoles, más
o menos responsables, a quienes no oculté mis inquietudes a este respecto, me
contestaron, con evidente buen sentido: son textos,
hacía falta llegar al consenso, lo
importante será la aplicación.
Claro está pero cierto desencanto
ya notable en Cataluña, la agravación del problema vasco [indudablemente se
refiere al terrorismo], el escamoteo del referéndum andaluz…demuestran que,
precisamente, si todo está en la aplicación, con la aplicación nacen las
dificultades.
Pierre Vilar nos ofrece varios
ejemplos de coyunturas históricas que se viven de diferente manera en unos u
otros territorios. En el siglo XVII, la Iglesia católica propicia la diversidad
lingüística, los viejos Reinos conservaron sus instituciones, con aduanas en
Barcelona, Valencia y Perpiñán, pero también en Segura, Valmaseda, etc. En el
País Vasco se mantiene la particularidades fiscales cuando el drama mayor del
siglo XVII en Castilla, fue monetario. La nación aún no constituida comienza a
fragmentarse porque la nación es un grupo humano al que algo sucede en común…”
Lo que había sido la causa de la Reconquista, prolongada en la conquista de las
Américas…Esa idea católica, de cultura universal conocida como “española que
está en Quevedo y en los escritores del Siglo de Oro. Eso es lo que se va
resquebrajando…
Otra gran crisis fue la de
1898-1917, recuerda mucho la del siglo XVII. Decepciones internas, [se pierden
las últimas colonias, con las que vascos y catalanes tenían desde 1789
habilitados al comercio sus puertos y su industrias, frente al débil mercado
interno]. (…) desde el siglo XIX nadie ignora el desigual desarrollo económico
regional del capitalismo industrial.
Ahora estamos en otra crisis ética
y política de la monarquía española y de sus partidos turnistas. Sobre una
estrategia de establecimiento de una dictadura política y económica por parte
de la Aristocracia financiera trasnacional. Frente a ello, si los estados
nación no pueden, si ha habido una fallida construcción de una Unión política
europea…parece que la demanda de soberanía resulta engañosa y fraudulenta. ¿Quién
tiene soberanía para andar repartiéndola por ahí?
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