martes, 20 de noviembre de 2012

IMMANUEL KANT, el filósofo que devolvió a los humanos la fe en la inteligencia. Y puso en al altar del conocimiento a las artes.



IMMANUEL KANT, el filósofo que devolvió a los humanos la fe en la inteligencia, pero fijo sus límites. Y puso en al altar del conocimiento a las artes.



Kant nació en 1724 y murió en 1804, por lo que es una figura eminente del siglo XVIII, el siglo de la Ilustración. Y uno de sus máximos exponentes.

Kant es el demoledor del conocimiento absoluto de cualquier dogmática. El padre del escepticismo. Los humanos, no podemos alcanzar a conocer las cosas como realmente son, su esencia. Nuestros sentidos y nuestra conciencia deforman y reinterpretan la realidad. Esta teoría la expuso en Critica de la Razón Pura, obra publicada en 1781.

En 1788 publicó Critica de la Razón Práctica, una de las cumbres en las que se basa la ética moderna. Promulgo el concepto del “imperativo categórico”, diferente del imperativo hipotético. Este ultimo viene precedido de la conjunción “Si”. Debemos hacer tal o cual cosa si…: “Tengo que trabajar si quiero ganar dinero; tengo que abstenerme de la bebida si quiero estar sano”, etc. Estos son imperativos hipotéticos”, dice Kant. Pero hay otros imperativos que van mas alla de esta condición. Por ejemplo hemos de ser honestos y justos, que, según Kant, son imperativos universales, absolutos.” Pero Kant reconoce, a continuación, que la moral de un acto esta en su propósito. Así, Kant procura convencerse y convencernos de que el hombre puede conducirse por motivos generosos, por ideales, por leyes morales –imperativos categóricos- que debían rebelársele dentro de su conciencia.

En 1790 Kant llevó a la imprenta su tercera obra clave, La Critica del Juicio, con la cual creyó descubrir una nueva revelación por medio del Arte. Según Kant, la obra de Arte no reproduce el mundo tal y como lo vemos, o por lo menos, no debe reproducirlo; por el contrario, debe darnos una versión modificada, tratada diríamos ahora. Una versión “ideal”, en sentido platónico (ideas, almas de las cosas, que se corresponde a “la cosa en si” kantiana). De modo que, gracias a videntes, artistas, poetas y hasta pensadores, el hombre recobra aquel mundo cuya posesión y conocimiento le habían sido negados. No puede conocer, pero puede sentir la verdad ¡Qué grandeza, que piedad, la de Kant, el demoledor del conocimiento absoluto, nos dejó su creencia en el Arte!

Más de 200 años después seguimos en ello.

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