miércoles, 22 de enero de 2014

HEREJES DE LOS HEREJES: HERIBERTO QUIÑONES




Según algunos de ascendencia moldava, polaco para otros, militante comunista enviado por la Komintern  a España en los años de la República, participando en la organización del PCE en Asturias, Valencia y Mallorca, Canarias... al Empezar la guerra civil española era el encargado técnico de las emisiones de la PCEI, la Emisora de radio del PCE. Estaba emplazada en la sede del Comité Central de la calle Serrano de Madrid. Era el encargado técnico de las emisiones de radio. Allí trabajada Kety Lewi, la hermana de Irene Falcón, secretaria de Dolores Ibárruri, que es quien nos habla de este personaje. “Era un hombre muy introvertido y reservado que hablaba en un magnífico español con un acento indeterminado”[1]…Para algunos detractores de la figura de Dolores o de Santiago Carrillo, como Gregorio Morán, e incluso para algunos que se han acercado a ellos con cariño, como Manuel Vázquez Montalbán, “Vicente Llopis” o “Kefin Granowdosy” o “Filiberto Quiñones” o simplemente  “PACO” es un absoluto héroe de la resistencia comunista antifranquista. Carrillo sostiene en sus memorias las sospechas que llevaron a acusarle de agente franquista…Como se sabe, durante mucho tiempo se habló de Quiñones como un hombre que no se había sometido a la disciplina del Partido y que, por lo tanto era enemigo. El quiñonismo era sinónimo de desviacionismo para todo el mundo….”
No se sabe apenas nada de lo que pasó tras la guerra con Quiñones, sólo que fue torturado por la policía alemana y logro salir sin ser internado en el Campo de Albatera y luego por la Prisión de Valencia, donde coincidió entre otros con el dirigente comunista vasco Ramón Ormazabal y de donde se escapó con la ayuda de un cura[2]. A éste último se le achacó no haber sido capaz de contrarrestar el trabajo de disgregación de Quiñones entre los presos comunistas a propósito de sus críticas al pacto Nazi Soviético, lo que es notable para una persona qua había trabajado años atrás como agente de la Komintern.
Reaparece para la historia en abril de 1941 en Madrid, tras la caída de las primeras direcciones reconstituidas, bajo iniciativa de otro agente de la Komintern, el ingeniero electrónico José Wajsblum se formó una Comisión Central Reorganizadora, que bajo la influencia de Quiñones se configuró como “Buró Político Central” para cuya dirección él mismo fue elegido en una Conferencia de comités regionales y provinciales que se celebró a mediados de 1941 para quedar establecido este B.P. en septiembre de ese año. (En junio de  este año, se había producido el ataque sin declaración de guerra de Alemania nazi a la URSS)
Esta estructura contaba con una secretaría de organización y otra de agitación y propaganda a escala nacional y otros responsables militares y de información y recuperación en las cárceles.[3]
La clandestinidad requería unas fundamentales y básicas normas de seguridad con el fin de evitar las detenciones en masa. El propio Quiñones fue el encargado de crear unas estrictas y severas instrucciones de comportamiento. Se generan nombres falsos, documentación falsa, citas de seguridad, pisos de seguridad, etc. Quiñones dirigió la elaboración de un documento “Anticipo de tesis política” donde se apuntaba ya la creación de una Unión Nacional de todos los antifranquistas para derrocar a los regímenes fascistas y autoritarios, lo que entraba en contradicción con la subordinación al pacto nazi-soviético, que iba a ser rápicdamente

Mientras tanto el PCE mantenía una fuerte organización en Francia, donde Carmen de Pedro, antigua mecanógrafa del Comité Central, Manuel Azcárate y Jesús Monzón, eran sus principales cabezas. En teoría dependían de la máxima dirección exiliada en la URSS y en México.
El Buró Político en México no veía con buenos ojos la línea política seguida por la nueva dirección del PCE en el interior. Especialmente sus críticas a

…Así fueron enviados desde Tampa (Florida) a los militantes Jesús Larrañaga, Imanol Asarta e Isidoro Diéguez, quienes llegaron en un carguero a Lisboa. Sin embargo, a su llegada a Portugal, la policía salazarista  detiene y deporta a España a estos tres dirigentes, que serían fusilados en enero de 1942.A partir de estos hechos, al parecer Heriberto Quiñones restringió al máximo  cualquier contacto con la dirección en el exterior, lo que coincidió con la desarticulación de muchas de las células y estructuras creadas debidas a una sorprendente eficacia  de la policía franquista.

El secretario del B.P. de México, Vicente Uribe, envió entonces una carta a Carmen de Pedro, a Toulouse, como teórica máxima dirigente en Francia, aunque estas funciones las había asumido Jesús Monzón Repáraz, a la sazón, su compañero sentimental. Acordaron enviar a un enlace a hablar con Quiñones, el vasco Jesús Carreras Olascoaga, entrevista que se celebró a finales de 1941, en las cercanías de la Plaza de Cibeles. En aquella entrevista, Quiñones informa de la situación organizativa en el interior y de las contradicciones con los postulados del B.P. de México, a la vez que le solicita financiación por parte del PCE en Francia.

Carreras Olascoaga, mostró a Quiñones una carta de Uribe, en la que expresa que la única dirección válida era la de los dirigentes en el exilio. Carreras, entregó a a Quiñones también varios ejemplares del periódico “Reconquista de España” que se estaba editando en Francia, quien los recibió con agrado. Sin embargo se negó a darle a Carreras los nombres  que integraban su estructura organizativa, aduciendo motivos de seguridad.

Carreras antes de regresar a Francia mantuvo citas con otros camaradas en Euskadi. Estos le expresaron su desconfianza en la exagerada estructura quiñonista y en la línea política creada por aquel dirigente. Siendo ya todos conscientes de las profundas divergencias existentes entre los dirigentes comunistas españoles del exterior y del interior del país.  Durante 1942  y 1943 se produjo un alto índice de detenciones y desarticulaciones de células comunistas por parte de la policía. Quiñones respondía con muy poca diplomacia que la mayor parte de las veces las detenciones sucedían por la relajación en el cumplimiento de las normas de seguridad. Esta crítica feroz y posiblemente poco objetiva, le granjeó hondo malestar en buena parte de la militancia comunista.
Este malestar coincidió además, en el tiempo, con los procesos de purgas, expulsiones e incluso asesinatos abierto por la Komintern y el estalinismo en el seno de los partidos comunistas a escala europea. En el caso concreto del PCE estos mecanismos empezaron a cobrar fuerza con el quiñonismo y fueron creciendo paulatinamente en intensidad con la llegada de otros dirigentes, como fue el caso de Jesús Monzón, responsable máximo de las células comunistas desde finales de 1943 hasta principios de 1945.
Las purgas afectaron a todo el armazón de la clandestinidad comunista en España, desde los cuadros dirigentes hasta los militantes de base. Heriberto Quiñones fue acusado de traidor, delator y agente británico, máxime tras su detención en diciembre de 1941 –denunciado por un compañero- y la caída de otros compañeros de su aparato (hasta 100 militantes, según algunas fuentes) y de su estructura organizativa. Tras ser objeto de duros interrogatorios, en septiembre de 1942 fue condenado a muerte y fusilado en octubre de 1942, junto a sus compañeros Luis Sendín y Ángel Sendín. Diez meses antes habían sido fusilados los comunistas vascos Manuel Asarta y Jesús Larrañaga, el madrileño Isidoro Diéguez y el catalán Jaume Girabau. En la épica del PCE estos últimos fueron exaltados por el Partido, que les homenajeó, mientras que  Quiñones fue acusado de desviacionismo…y hasta de agente británico.
Comenzaba una nueva etapa en el PCE con su fuerte presencia en Francia, a través de Jesús Monzón, compañero de Carmen de Pedro, quien ostentaba de facto el papel de máximo dirigente del Partido. Y, en paralelo a esto el ascenso del aún joven Santiago Carrillo, quien a la muerte del antiguo secretario de organización Pedro Checa, en 1942, disputaba el control de buena parte del aparato al hasta entonces todopoderoso dirigente desde Mexico, Vicente Uribe[4].

Santiago Carrillo hizo descansar en las declaraciones de uno de los pocos dirigentes que lo habían conocido y sobrevivieron, Ramón Ormazabal, para sus acusaciones sobre Quiñones. Que también puede interpretarse como el cierre de una etapa a olvidar para todos (Final en derrota de la guerra civil, Pacto nazi-soviético y múltiples caídas de militantes). Y como en toda épica hay personajes que se canonizan y otros a los que se envía a las tinieblas exteriores. Estos últimos son los herejes de los herejes: Heriberto Quiñones…el desviacionista…fue rehabilitado en 1988...en las revisiones del PCE postcarrillista. Juan Negrín fue rehabilitado por el PSOE en 2008...





[1] Irene Falcón: Asalto a los Cielos, Madrid, 1996, pp.179-180
[2] Norberto Ibáñez Ortega y José Antonio Pérez Pérez: ORMAZABAL, Biografía de un comunista vasco(1910-1982), Bilbao, 2005, pp. 92 y ss.
[3] Carlos Fernández, “Madrid, ciudad clandestina comunista” en Cuadernos de Historia Contemporánea, Madrid, 2004, pp. 161-180
[4] Santiago Carrillo, Memorias, Planeta, Barcelona, 1993, pp. 360 y ss.

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