miércoles, 18 de diciembre de 2013

Los sueños de la Razón generan monstruos: la figura de Robespierre

"Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno." (Antonio Machado)



La Figura de Robespierre, ha sido y es muy controvertida, sobre todo por el grado de paroxismo que alcanzaron sus delirios durante el final de la etapa del Terror. Pero quiero presentarles algunos aspectos que ponderarán mejor su figura. 

El Comité de Salvación Pública se había instalado en las Tullerías, en el hasta entonces pabellón de Flora, convertido ahora en pabellón de la Igualdad. Lo formaban Robespierre, Saint-Just, Couthon, Collot d’Herbois, Barère, Billaud-Varenne, Lazare Carnot, Lindet, Prieur de la Marne y Jean Bon Saint-André
Tres hombres se encontraban en un pequeños despacho: Robespierre, tirano para unos, dirigente supremo e ilustrado de la República para otros; Jean Bon Saint-André, responsable de la marina en el Comité de Salvación Pública, nombrado en julio de 1793, y por último Pierre-François Gréville, el policía más misterioso de Francia. En realidad, aunque sólo dependiera de Robespierre y fuese el jefe discreto y omnipotente de la policía secreta de la República, el general Gréville únicamente aparecía por la administración, cuando se lo pedían, como un oficial de grado desconocido que dependía del “despacho de policía general” que estaba formándose ya a las órdenes de Saint-Just, es decir, de Robespierre.
Nombrado, esta vez de manera más ostensible, general de la Guardia Nacional- y aquello le enojaba extraordinariamente-, aquel alto grado le permitía tener autoridad para dominar, bajo mano pero con mucha firmeza, la “legión de policía parisina”, bastión de los “sans culottes” enemigos jurados de los moderados. Y muy eficaces.

En 1794 Robespierre, a sus treinta y seis años, era un hombre elegante, cuidado casi atildado, de aspecto enfermizo, enclenque y frágil., a pesar de ello sabía mostrarse implacable y tenía frecuentes ataques de cólera. Había prestado su juramento como abogado en 1781, en Arrás, su ciudad natal (…). Apodado el Incorruptible, el dueño de Francia vivía con mucha sencillez, alquilado en un modesto apartamento amueblado en casa del carpintero Duplay, en la calle Honoré. Una frase de un discurso de Robespierre había conmovido particularmente: “El resorte del gobierno popular en revolución es la virtud y el terror: la virtud sin la que el terror es funesto, el terror sin el que la virtud es impotente”…



Luis XVI, convertido ya en el ciudadano Capeto, fue guillotinado en enero de 1793
El 2 de junio de 1793, bajo la dirección en la sombra de los jacobinos, los sans culottes, armados, habían cercado la Asamblea y obligan a la Convención a decretar la prisión del grupo dirigente girondino. Sus portavoces Marat, Hebert y Jacques Roux, consiguen algunas reivindicaciones (igualación de fortunas mediante los impuestos, partición de latifundios, distribución equitativa de víveres, etc.). Se promulga una nueva Constitución de carácter democrático inspirada en el modelo de Rousseau y un referéndum legislativo. El artículo 1º de la Constitución decía: “El fin de la sociedad es la Felicidad común”. Creían que la nación tenía obligaciones sagradas con los desheredados, y por ello ordenaron que en cada departamento se abriera un libro de la beneficiencia nacional, para los "habitantes del campo”, donde se registraran las ayudas que se daban a ancianos e impedidos, o a viudas con hijos. Saint Just parecía dedicar a los pobres una atención propia de un franciscano. “Los desgraciados son los poderosos de la tierra, y tienen derecho a hablar como señores a los gobiernos que les olvidan”

Pero también había llegado a una conclusión terrible: “No importa sacrificar la generación presente para conseguir la felicidad de las generaciones futuras”….Rousseau dijo: “Hay que obligar a la gente a ser libre”

La burguesía fomenta movimientos regionalistas para contrarrestar el fervor revolucionario del pueblo de París. Sobre todo se aviva la llama contrarrevolucionaria en la región de La Vendée y otras regiones entre ellos algunos del país vasco francés (los Chuanes)

El 1º de julio de 1793, se renueva el Comité de Salvación Pública y se forma un gobierno revolucionario. El 3 de julio, Marat es asesinado por Carlota Corday.

Robespierre, el jefe jacobino se consideraba un discípulo de Rousseau y, como él, pensaba que la democracia tenía que ser directa y universal y que debía conseguir la igualdad, no sólo de los derechos sino también de las propiedades. El gobierno tenía que escuchar al pueblo. Pero Robespierre creía que la democracia debía ser dirigida, porque no es posible confiar en la espontaneidad revolucionaria de las masas. “El pueblo quiere el bien, pero no siempre lo ve”.

Robespierre y los jacobinos querían construir un mundo justo, y no tengo porque acusarles de falsedad, Saint-Just predicaba una era de justicia: “Que Europa sepa que no queréis ni un solo desdichado, ni un solo opresor más sobre el territorio francés. La Felicidad es una idea nueva en Europa”.
El verdadero fracaso de los jacobinos y de la Revolución fue que se hizo para defender los derechos de los ciudadanos. De ahí sacaba su fuerza y su razón de ser. Los jacobinos destruyeron la fuente de su energía cuando para aumentar su fuerza y su poder destruyeron los derechos de los ciudadanos que eran su razón de ser. 


El 10 de octubre de 1793 comenzó “El Terror”: suspensión de la Constitución, de la división de poderes…. Robespierre, pretendió situarse en el centro de su movimiento, en marzo de 1794 se deshizo de Hebert, por ultrarrevolucionario y de Desmoulins y de  Dantón por “indulgente”.

Apenas tres meses después,  el 8 de junio llegó el paroxismo de Robespierre. Se organizío una fiesta del Ser Supremo. Nadie creía que una nación pudiera mantenerse unida sin el cemento de una religión. Robespierre pronunció un discurso ante el público congregado en el jardín de las Tullerías exhortando a rendir un homenaje al Autor de la naturaleza. Luego tomó una antorcha y descendió del estrado, hasta el centro del jardín donde se situaba un estanque donde el pueblo había situado unos muñecones que representaban el ateísmo, la ambición, el egoísmo y la hipocresía, arrimó la antorcha y los muñecos ardieron y tras de ello surgió la estatua de la sabiduría, pero apareció parcialmente chamuscada.



Una vez terminado el espectáculo, Robespierre, seguido de toda la multitud, se dirigió al Campo de Marte. Llevaba en la mano un gran ramo de flores y espigas. Pareciía radiante y su rostro mostraba una sonrisa fina y fría como una cuchillada. En el centro de la plaza se había construido una montaña preparada para recibir a la Convención, a los músicos y a dos mil quinientas personas, venidas de todo París. Robespierre iba el primero y ocupó la cima de la montaña. Debajo de él, la Convención, y más abajo todavía, el pueblo (A quien había que escuchar). La ceremonia en vez de ser la exaltación del Ser Supremo, se había transformado en una insoportable exaltación de Robespierre…Era el 8 de junio de 1794…49 días más tarde, Robespierre caía y es ajusticiad.

Robespierre  tenía una idea muy curiosa de la Soberanía. Dice que la Soberanía es la propiedad común del Género Humano, que es su verdadero titular, y que cada pueblo tiene derecho a su parte…Una nación tiene una soberanía subordinada a la humanidad. No puede atentar conra la soberanía de otra nación, porque entonces estaría atentando contra la humanidad entera, pero tampoco puede encastillarse en su propia autonomía.

En la Constitución republicana jacobina de 1793, se lee:
“Los hombres de todos los países son hermanos y los diferentes pueblos deben ayudarse mutuamente como los ciudadanos de un mismo Estado. El que oprime a una nación se declara enemigo de todas. Los que hacen la guerra a un pueblo para detener el progreso de la libertad y aniquilar los derechos del hombre, deben ser perseguidos por todos, no como enemigos ordinarios, sino como asesinos y criminales rebeldes, Los tiranos se rebelan contra el soberano de la tierra que es el género humano. Nobles máximas que luego se contradijeron con la exaltación del terror y el liberticidio posterior.

Golpe de Estado de Thermidor. El 27 de julio de 1794 (9 de Termidor), tras una gran batalla en el Norte que abrió Bélgica a la Revolución, la Asamblea decretó la acusación contra Robespierre, Sain-Just, Couthon…Fueron detenidos y posteriormente liberados por Hanriot, comandante de la guardia nacional ayudado por secciones populares de la Comuna revolucionaria de París. Robespierre quedó noqueado y no reaccionó y sus tropas y el pueblo que lo apoyaban se dispersaron por la noche. Lo detuvieron de nuevo y fue inmediatamente guillotinado el 10 de Thermidor, con Saint-Just, Couthon y Hanriot y un centenar de sus seguidores.
Los thermidorianos tomaron el poder. Se mostraron tan corruptos como virtuosos fueron sus predecesores, demasiado celosos, tal vez. Gobernaron sin el pueblo, contra él a menudo, pues “la izquierda” había desaparecido con sus representantes, de Marat a Robespierre pasando por Hébert y Babeuf. Bajo el Directorio, consumaron su obra de destrucción instaurando una dictadura militar cuyo instrumento fue Bonaparte. El resto ya lo conocemos…

Bibliografía utilizada:
Frédéric H. Fajardie: La venganza del Sable, Edhasa, 2008
José Antonio Marina: Los sueños de la Razón, Ensayo sobre la experiencia política, Barna, 2003
Atlas Histórico Mundial
Enciclopedia de Historia Universal Salvat

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